Irving, frustrado con tanta derrota: «El año pasado jugábamos fácil y sin egoísmos»

Lo tienen todo y a todos, pero poco recuerdan este año los Celtics a los que el curso pasado casi dan la campanada

Los Boston Celtics son quintos del timorato Este (algo decepcionante), y anoche cayeron en casa de los Orlando Magic (103-105, con un fantástico Aaron Gordon); los Celtics, si juegan fuera del Garden, pierden más que ganan en la actual campaña (10-12, muy decepcionante).

Realidades insostenibles en todo un candidato al título que nos dejó a todos mudos hace menos de un año; en el primer encuentro de la RS se lesionó Gordon Hayward para toda la temporada, y los descartamos de cualquier quiniela. Ellos, con niños universitarios jugando como All-Star, alcanzaron las Finales de Conferencia tras un sensacional curso regular.

Sintonía perdida

Éste, por contra, con todas las piezas y un año más de experiencia, no terminan de alzar el vuelo. «Los chicos más jóvenes no son conscientes de lo que significa ser un equipo de nivel campeón», se ha desahogado Kyrie Irving, autor de 25 tantos, tras la derrota de ayer para Yahoo! Sports. «Es un sacrificio diario. Y si se piensan que esto es duro ahora, ¿cómo se creen que será cuando intentemos alcanzar las Finales?». El base de los Celtics también se lesionó en el tramo final del curso pasado, lo que multiplicó aún más si cabe la gesta de los suyos; a unos increíbles Tatum y Brown, se unió un desinhibido Terry Rozier.

«No había expectativa alguna el año pasado. Todo el mundo jugaba fácil y sin egoísmos. Todos sobrepasaron el listón de lo esperado. ¿Y este año? Pues se espera muchísimo de nosotros. De los jugadores, de los técnicos… de todos. Lo cuál es bueno, pero todavía no estamos a la altura».


Aparentemente, por su reacción, al point guard no le gustó demasiado como se desarrolló la jugada definitiva del choque de anoche, en la que su equipo tuvo balón de game winner. Con 2,9 segundos en el crono el balón de Hayward le llegó a Tatum y no a él. El sophomore, bien defendido, falló el tiro.

Irving, a sus 26 años, presume ya –cosas del Team LeBron– de haber disputado tres Finales de la NBA y haber ganado una.

Una temprana veteranía le recorre la venas y le erige como líder indiscutible de la franquicia de Massachusetts. «Nos falta experiencia, y por eso tenemos mucho que aprender. Sé de buena tinta que somos mejores que la mayoría de los equipos de esta liga. Pero tenemos que demostrarlo cada noche».


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