Kyrie Irving no está bien. Su rodilla izquierda, esa que algunos dicen sirvió para presionar a Cleveland de cara a su traspaso, se ha revelado en las últimas fechas como un problema relevante para unos Celtics que llevan días viendo cómo se le caen piezas de la plantilla.
Tampoco hay que alarmarse. Irving aseguró hace unos días que no está a tope, pero no por ello va a dejar de estar presente en playoffs. Con el tratamiento adecuado, los verdes entienden que su estrella llegará al momento decisivo del curso a pleno rendimiento. Esa es la perspectiva a corto plazo, pero mirando más allá admiten igualmente que su paso por el quirófano será inevitable en los próximos años.
«Desde el principio sabíamos que habría problemas de mantenimiento, pero a largo plazo el pronóstico es bueno. Habrá problemas aquí y allá, e igualmente sabíamos que no iba a ser una temporada de 82 partidos, sino que estaría en 72 o 75 para mantenerlo fresco de cara a playoffs. Ahora hay algo más de preocupación, pero tenemos la fortuna de poder ser cautelosos. Creemos que llegará fresco y sano a la postemporada», explica a MassLive.com Danny Ainge, general manager del equipo, antes de dejar claro que la operación tendrá lugar más tarde o más temprano.
«Tiene pendiente una cirugía que puede terminar ocurriendo. Pero puede que no sea este verano. Tal vez sea al siguiente o al próximo. Creo que podría hacerlo cuando quisiera, pero no estoy seguro de que sea algo necesario en estos momentos», sentencia.
Toca frenar
La estrella de los Celtics dejó antes de tiempo el partido ante Indiana Pacers el domingo y no disputó un solo minuto anoche contra Washington Wizards. No hay que preocuparse, ya que la resonancia magnética a la que fue sometido no desveló alguna dolencia de gravedad. Sin embargo, bien haría Boston en mantenerle alejado de las canchas en los últimos encuentros de temporada regular si ello asegura que esté al cien por cien en la postemporada. Toca frenar antes de dar el acelerón definitivo.