Ocho y media de la mañana del pasado lunes. Isaiah Thomas descansa en su hotel de Minnesota la mañana siguiente de haberle dedicado 29 puntos a los Timberwolves. Descanso plácido y merecido. Cuesta divorciarse de la almohada pero, de repente, suena el teléfono del mejor base por debajo del 1,80 metros de los últimos años.
«Sigue haciendo lo que haces. Yo te estoy siguiendo», decía un escueto comunicado de texto a través del iPhone del jugador de los Boston Celtics.
¿Adivináis, lectores, quién estaba al otro lado de la pantalla de litio, verdad? El último gran jugador pequeño, Allen Iverson, envió un mensaje de apremio a su compañero de estatura, que no de generación.
La leyenda de los Philadelphia 76ers le sigue muy de cerca, y con la pasión de aficionado y en cierto modo mentor, la evolución de Thomas, que es ya por derecho uno de los mejores bases de la NBA.
https://twitter.com/Isaiah_Thomas/status/801101566061268992
«Ser como él»
«Yo le dije: te lo agradezco, yo solo estoy tratando de ser como tú. Esos textos, tío, me motivan para seguir adelante. Alguien como él me está viendo, así que supongo que algo tengo que estar haciendo bien», alegó Thomas y recogió la cadena ESPN.
La pleitesía de Iverson —nombrado miembro del Hall of Fame hace solo semanas— hacia Thomas se remonta unos meses atrás. Exactamente, a cuando en el pasado All-Star de Toronto, ambos coincidieron unos instantes.
«Vino y me habló durante unos 30 minutos, diciéndome lo gran fan que era de mí. Me decía como ‘me gustan tus movimientos’. También imitaba algunos de ellos. Ahí fue cuando me di cuenta que no era solo de palabra, está viendo mis partidos», confesó Thomas.
Meses después, el pasado verano, Iverson pidió al base de Boston que acudiera a un acto público en Philadelphia. «Era Allen Iverson. No podía decir que no», fue la contestación de Thomas en tal momento.
Demostrada está, pues, la admiración mutua que ambos jugadores se profesan. Maestro, y discípulo. Ambos con miras inferiores a la mayoría, pero con un ingente sentido del juego y habilidad para suplir las pulgadas de menos.
Thomas, al amparo de 1,75 metros de estatura, es ahora el rostro de una de las franquicias más históricas de la liga, y el mejor jugador de unos Celtics que aspiran a ser alternativa real en la Conferencia Este.