Cuando Memphis anunció que Ja Morant podría perderse lo que restaba de playoffs –más allá de cuánto durasen los Grizzlies– no iba de farol. El base, lesionado en su rodilla derecha desde el tercer partido de la serie en una polémica acción con Jordan Poole, se perdió los dos siguientes encuentros y tampoco estará en el Game 6 de esta noche, el cual se disputa en el Chase Center de San Francisco.
El hematoma óseo que desveló la resonancia magnética realizada hace pocos días sigue presente; es más, los más probable es que Morant no pueda jugar hasta el curso 2022-23. Ese panorama hubiese hundido a cualquier equipo, pero los de Tennessee están hechos de otra pasta. En el cuarto partido tuvieron contra las cuerdas a los Warriors y en el quinto (también sin su estrella) les dieron una enorme paliza para forzar el sexto encuentro.
Pese a la reacción, claro está que Golden State sigue siendo favorito. La lógica dice que tienen más talento y además deben estar heridos en su orgullo tras un choque que Klay Thompson definió como «horroroso y embarazoso». Sea como fuere, hoy llega otra batalla, una en la que Memphis debe mantener las directrices del anterior encuentro, sabiendo que los de California serán mejores –peor imposible–.
Sobre el hecho de jugar sin Morant, a Memphis debe ayudarle el haber tenido ese mismo problema durante muchos partidos en regular season. En aquellos momentos no fueron pocos los que pensaron que se caerían, pero la respuesta fue ser aún mejores como conjunto. Nadie les pide ahora que eliminen a los Warriors, sobre todo tras hacer mucho más de lo exigible en la exhibición del anterior choque. Sí, la presión es para Curry y compañía.
(Fotografía de Andy Lyons/Getty Images)