Cuando todo iba viento en popa para los Knicks, los problemas físicos de Jalen Brunson han aparecido como una seria amenaza. Por ahora no se habla de una lesión grave, pero sí de un dolor en el pie izquierdo que le impide jugar con comodidad y que le aparta del próximo partido de su equipo, el cual tendrá lugar este sábado ante Los Angeles Clippers.
El base –para muchos el mejor fichaje de la agencia libre de 2022– se ha convertida en una pieza esencial del esquema de Tom Thibodeau. Sus números, 23,8 puntos y 6,1 asistencias por noche, son realmente buenos, pero más dice de él su capacidad de liderazgo sobre la cancha, así como la capacidad que tiene para tomar decisiones correctas, lo cual tiene encandilado a Thibs.
En cuanto a la dolencia que sufre, en New York quieren ser cautos, pero de igual modo hay cierta preocupación. Tener con problemas físicos a una pieza esencial a poco más de un mes para que comiencen los playoffs no es el mejor escenario posible, y menos aún verle saltar a la cancha –pensando que está bien– y comprobar que no puede jugar.
Eso último fue lo que le pasó en el último encuentro de los neoyorquinos contra Sacramento Kings. Tras dos partidos de baja, Brunson regresaba para toparse con la realidad de que su pie izquierdo no estaba curado. Solo pudo estar 19 minutos sobre la cancha en la derrota de los suyos ante los californianos.
A nivel clasificatorio hay menos preocupación –por ahora–. Con un balance de 39-29 cimentado en una racha de nueve victorias consecutivas, los Knicks son en estos momentos quintos de la Conferencia Este y tienen tres partidos de ventaja respecto al séptimo, Miami Heat. La cuestión es que aún restan 14-15 partidos de temporada regular y esto puede cambiar; si bien no es menos cierto que hasta la fecha no se han manejado mal ante las ausencias puntuales de Brunson, ya que tienen un balance de 3-3 en tales partidos.
(Fotografía de Tim Nwachukwu/Getty Images)