La llegada de Jamal Crawford a Phoenix Suns sonó algo extraña. A sus 38 años y con 18 temporadas a las espaldas, todos esperaban que finalmente firmase con un contender de cara al presente curso, o al menos con un franquicia que pudiese pelear por dar guerra en playoffs. No fue así. Lejos de ese panorama, el veterano escolta de Seattle optaba por unirse al conjunto de Arizona; es decir, a uno que está en pleno crecimiento.
Los Suns, un equipo con talento y que se ha hecho con el último número 1 del Draft, DeAndre Ayton, tienen mimbres de sobra para edificar un equipo que en los próximos años acabe codeándose con la élite de la NBA. Y es justo ese objetivo, el de hacerles crecer, el que hizo a Crawford comprometerse con ellos. «Me uní a ellos por lo que están construyendo y por la fe que me mostraron», admite en su cuenta de Twitter.
Más allá de los motivos, la realidad es que los Suns saben que jugadores como Devin Booker pueden aprender mucho de él. Con 16 campañas consecutivas anotando más de 10 puntos por noche.,Crawford es sin duda uno de los mayores ejemplos de profesionalismo y dedicación de la NBA, valores que se suman a lo que es un enorme repertorio sobre la cancha que le ha hecho ganar hasta ahora tres premios de mejor sexto hombre (2010, 2014 y 2016). Por ahora está jugando poco, exactamente 11,4 minutos por noche, pero está claro que su aportación a la franquicia está muy por encima de las estadísticas.