Cerca de año y medio después de romperse el ligamento cruzado de su rodilla el regreso de Jamal Murray a las canchas está a la vuelta de la esquina. Hace poco el entorno de los Nuggets aseguraba que el jugador estaría listo para disputar la pretemporada con cierta normalidad. Lo que obviamente indica que estará disponible desde el primer día de liga regular. Mike Malone ya adelantó hace un tiempo que el base partiría con restricción de minutos, algo que no preocupa a Murray. «No espero jugar cuarenta minutos desde el primer día, pero creo que alcanzaré mi mejor forma a lo largo de la temporada» declara para news.com Australia durante sus vacaciones por el país oceánico.
El base ya se siente preparado y confiado para su vuelta, pero reacostumbrarse al nivel de competición e intensidad que demanda el día a día de la NBA es muy distinto a lo que se vive en los entrenamientos. Murray ha invertido la totalidad de su verano en seguir recuperándose para reducir al máximo el riesgo de recaída y acortar lo más posible el camino hasta su rendimiento pico. Aun así, se espera que quede lejos de los 30 minutos por partido en las primeras semanas del nuevo curso.
La cima de la carrera de Jamal es fácil de situar en el tiempo y en el espacio, siendo la burbuja de Orlando donde y cuando su estatus cambió para siempre. Hasta su lesión la temporada 20-21 estaba siendo algo decepcionante en parte por las expectativas marcadas. Y justo cuando parecía remontar el vuelo y las piezas comenzaban a encajar con la llegada de Aaron Gordon, todo se rompió. La esperanza de los Nuggets y el jugador es que su regreso y el de Porter Jr. retome las cosas tal como quedaron en aquel aciago 12 de abril de 2021.
(Fotografía de portada de Dylan Burns/AFL Photos via Getty Images)