Jamal Murray se apunta a la fiesta de Nikola Jokic: dúo inédito desde 1980

Desde tal fecha dos compañeros no lograban encadenar triples-dobles y partidos de 30 puntos

Desde 1980 ninguna pareja de compañeros había encadenado un cóctel de 30 puntos (uno de ellos) y triple-doble (el otro) durante dos partidos seguidos de playoffs; desde Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar para ser exactos y nada menos. Pero en estas semifinales del Oeste, Jamal Murray y Nikola Jokic han conseguido igualar el récord de los canonizados para siempre Lakers del Showtime.

El base canadiense se ha unido a la fiesta que monopolizaba su compañero balcánico. Murray encadena partidos de 34, 34 y 18 puntos a los que agrega asistencias (5, 4 y 9), rebotes (9, 5 y 5), acierto en los lanzamientos, liderazgo y la determinación que se esperaba de su figura como líder secundario de los Denver Nuggets en esta ciega aventura de postemporada.

Entre Murray y Jokic más la ayuda que el resto ha podido agregar, los Nuggets se han colocado a un solo partido de las finales del Oeste, cota solo alcanzada en tres ocasiones (1978, 1985 y 2009) en toda su historia.

Más no ha podido tener que ver Nikola Jokic en tal éxito. En el reciente Game 5 de la serie, el balcánico se encargó de igualar una marca establecida por Hakeem Olajuwon en 1986: nadie, salvo él y The Dream desde que existe reloj de posesión consiguió tantos puntos y rebotes en menos de 35 minutos de participación en un encuentro de playoffs. Otra más de nuestro serbio preferido.

Líder en rebotes

Nikola Jokic no solo es ya el mago que congela instantes y que lidera a su equipo a una noble atalaya en el Oeste; también domina partidos de playoffs y no hay quien le mueva de la zona por técnica, fuerza y poderío. A su enorme dispensario de habilidades con el balón, el europeo ha agregado
en estas semifinales ante Portland la dureza de los pívots más dominantes.

Por eso ha reboteado como nadie en todos los playoffs (líder con 13,1 por noche) y ha llevado a los Nuggets al borde de igualar el mejor resultado coral de su historia. Gracias a él están así en Denver y también al paso adelante de un Jamal Murray menos tierno que en la serie ante San Antonio.

Los dos lideran un grupo que ha despertado a tiempo. Millsap, Harris o Torrey Craig han regresado a su rol capital para aportar lo que necesita de ellos el equipo de Mike Malone: dureza, defensa, intensidad, tino, dinamismo en ambas canastas… Las dotes que complementan a la perfección a sus dos líderes de clase.

En cambio Lillard…

Vuelven a ser los Nuggets de temporada regular, y aún más preparados. Algo contrario a lo que le puede estar ocurriendo a Damian Lillard. Que nadie me malinterprete, no es mi intención menoscabar el enorme concurso de playoffs que está consiguiendo. Ya era parte de la más alta élite de la liga y no deja de serlo por un par de partidos algo más camuflado. Sin embargo, la sensación con el base es de cierta auto-complacencia después de su machada ante Oklahoma en primera ronda. No ha parecido el mismo en algunos momentos de las semis ante Denver; por percepción intangible y también registros: en la serie ante los Thunder promedió 33,0 y en las semifinales, 26,2.

Unos que mejoran, otros que siguen siendo estrellas imposibles y los de más allá que parecen haber perdido el trance que despidió a sus enemigos en primera ronda. Denver y Portland han completado unos enormes playoffs pase lo que pase a partir de ahora. Por encima de todo está sobresaliendo la actuación de Jokic y, ahora, de Murray. Sin olvidar ni lesionar el honor de Damian Lillard.

(Fotografía de portada: Steve Dykes/Getty Images)


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