Corría el tercer cuarto en cancha de Minnesota Timberwolves cuando Jaylen Brown encaraba el aro, hacía un mate a dos manos y caía de espaldas golpeándose la cabeza de tal modo que público y jugadores enmudecieron.
Todo quedó en un susto. Tras unos primeros instantes de incertidumbre, el jugador de segundo año de los Celtics acabó abandonando la cancha por su propio pie y viajó con sus compañeros de regreso a Boston. No hay lesión de gravedad, pero ello no evita que los de Massachusetts deban encarar algunos partidos sin él.
Según ha informado la propia franquicia, su alero ha entrado en el protocolo de conmociones que marca la NBA, por lo que a la espera de ver cómo evoluciona y responde a las pruebas, es baja indefinida.
Del susto al alivio
Cuando Brown hubo de ser retirado por los servicios médicos tras caer, el silencio se hizo entre sus compañeros de equipo; un miedo que se acabó convirtiendo en alivio una vez que regresaron al vestuario tras el encuentro. «Estaba allí. Fue duro verlo. Estaba feliz simplemente por poder levantarse y caminar por su propio pie. Es probablemente una de las peores caídas que he visto», comenta Al Horford.