Jock Landale se hizo con un sitio en la NBA durante su última campaña con Phoenix Suns. El pívot australiano se mostró como un seguro desde el banquillo y ayudó a dotar de intensidad al equipo cuando así se le requirió. Con tal carta de presentación, fueron los Rockets quienes en la agencia libre repararon en él y le dieron un contrato de cuatro años y 32 millones de dólares. ¿Cuál es el problema? Que no es oro todo lo que reluce.
Según se ha sabido con el paso de los días, el acuerdo con el jugador interior de 27 años solo está garantizado para la primera temporada; es decir, a partir del verano de 2024 podría verse sin equipo. Ante esta circunstancia, Landale deja claro que agradece la confianza de la organización de Texas, pero de igual modo entiende que le toca seguir ganándose el pan.
«Sentí que me había abierto camino cuando empecé a jugar constantemente bastantes minutos y siempre producía. Si puedo obtener la confianza de un entrenador con el apoyo de la oficial principal, absolutamente creo que puedo jugar al nivel que exige ese contrato. También siento que, dado que no está garantizado, no tengo la posibilidad de soltar el acelerador, y creo que eso es algo realmente importante y que encaja con mi personalidad. Todavía tengo que ganármelo», comenta en declaraciones a Olgun Uluc de ESPN.
De cara a la campaña 2023-24, Landale tendrá mayor o menos competencia según el estilo de juego que imponga Ime Udoka. Alperen Sengun será el pívot titular y tras él aparecen otros interiores como Jabari Smith Jr., Jeff Green o Tari Eason (ala-pívots). Si el entrenador juega siempre con un ‘cinco’ nato, está claro que el de Australia es el reemplazo de Sengun, pero si opta por ir con un quinteto pequeño, ahí ya tendrá más problemas.
(Fotografía de Harry How/Getty Images)