Joel Embiid: «No me gusta lanzar triples»

Adaptarse o desaparecer; aunque se someta a la nueva era, la del triple, Embiid se destapa como un aliado más de Pops y del old school

Joel Embiid, el mismo que tras sus primeros cuatro partidos NBA lideraba la Liga en porcentajes de tres, el mismo que se planteó seriamente participar en el ThreePoint Contest del All-Star Weekend, el mismo que en la actual temporada despunta como el cuarto center más proactivo desde 7,25 (con 3,8 intentos por duelo), es el mismo al que de repente no le gusta para nada, o así lo afirma, prodigarse de tres.

‘Víctima’ del sistema

«No me gusta lanzar triples; solo lo hago por el espacio que nos dejan, y a veces me siento obligado a tirarlos. Tengo que estar en el perímetro, intentando dejar a mis compañeros abiertos por lo a menudo que toda la atención [rival] se centra en mí. Solo tiro triples para que el sistema funcione, pero en los últimos partidos, en los últimos dos concretamente, mi mentalidad ha sido que situarme en el perímetro no implica, necesariamente, que deba disparar de tres. Incluso estando totalmente abierto y solo, hubo un par de veces ante los Knicks donde pude lanzar pero preferir driblar y probar desde media distancia. Es como me siento más cómodo, y está funcionando», decía Embiid para ESPN tras el pasado triunfo ante el líder del Este, los Raptors, encuentro en el que de sus 15 tiros ninguno partió de la curva de tres.

Negado

Casualidad o no, estas declaraciones jamás las hizo el camerunés en su año de novato. Tampoco en el segundo. No. Llegan en el tercero, justo el curso en que peor está tirando desde larga distancia. Su progresión ha sido 36,7% (rookie), 30,8 (sophomore) y actual 27,6% (tercer año y, a pesar de los pesares, sólido candidato al MVP).

Y disonante y efectivamente, mientras sus porcentajes de acierto bajan, sus intentos –fruto de la dinámica en que vive inmersa tanto su equipo como la misma NBA– van a más (3,2 – 3,4 – 3,8).

Uno de los recursos más bellos y vistosos del pívot ha sido el amago de tres (bien punteado por saberse una amenaza) y botar en estampida hacia adentro en busca de la finalización. Ese tiro fiable en wide open debe volver, pues entre que éste sea una amenaza o un aliado para el rival, hay una línea tremendamente fina.

Y con un Ben Simmons en los 76ers, aún virgen en esto del long chof, tenemos más que suficiente.


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