La llegada de John Collins a Salt Lake City comprende una gran oportunidad, tanto para el jugador como para la franquicia. En el caso del ala-pívot, esta nueva experiencia emerge como una ocasión para reconducir su carrera y dar un sonoro portazo a su etapa en Atlanta, la cual le afectó profundamente, también a nivel mental.
«Me hizo pensar que estaba haciendo algo mal. Me sentí un poco perdido», reconoció Collins a la periodista del Deseret News, Sarah Todd. «Creía que estaba haciendo las cosas bien, ayudando en la comunidad, siendo parte del equipo y causando un impacto real aquí. Especialmente con el contrato que pude conseguir, pensé que avanzaba hacia algo duradero.»
Sin embargo, el papel de Collins con los Hawks fue menguando hasta convertirse en poco relevante en el ámbito ofensivo. Ahora, el jugador cree que esta temporada con la camiseta de los Jazz supondrá un cambio importante. “Aquí existe esa esencia de querer ganar juntos, sin importar lo bueno que sea cada uno individualmente. Es reconfortante estar en un vestuario sin egos y estoy feliz de ser parte de ello», continuó Collins. “He luchado conmigo mismo y trataré de demostrar quién soy […] He tratado de convertir todo eso en motivación. Esto no es sólo un nuevo comienzo. Puede ser más que eso. Puede ser el comienzo de algo más grande”.
En sus dos primeros encuentros de pretemporada, Collins ha firmado una actuación bastante discreta, dentro de unos Jazz que todavía están tratando de formar una identidad, fijar una rotación estable y poner solución a sus carencias en el puesto de base. Así, Will Hardy ha aceptado el desafío de encajar a Collins junto a Lauri Markkanen y Walker Kessler, a quienes ha acompañado en el quinteto inicial.
“John tiene una gran personalidad y es fantástico con sus compañeros de equipo. En cancha es versátil», declaró el técnico de los Jazz. «Necesitamos ponerlo en una situación en la que sus expectativas sean bastante claras y en la que pueda tener éxito”.
(Fotografía de portada de Alex Goodlett/Getty Images)