A pesar del positivismo que rodea a la franquicia actualmente, la temporada de los Knicks podría pender de un hilo. New York se fue al parón del All-Star acumulando cuatro derrotas seguidas, en gran parte, causadas por las lesiones. De todas ellas (Mitchell Robinson, O.G. Anunoby…) la que más coarta las posibilidades del equipo es la de Julius Randle. La coestrella de los Knicks lleva sin jugar desde el 27 de enero a causa de una lesión en su hombro. En principio iba a estar de baja de dos a tres semanas, pero ahora mismo su regreso es una incógnita y él no descarta pasar por quirófano y decir adiós a la temporada.
Randle se ha encontrado hoy con la prensa en las instalaciones del equipo y no ha querido poner paños calientes. «Estoy intentando evitar [la operación], pero aún me queda trabajo para saber si podré volver a pista», detallaba. «He hablado con muchos especialistas y me han dicho ambas cosas. Así que veremos. Hoy me encuentro bien, me voy sintiendo más fuerte. Pero nunca digas nunca, tengo que hacer lo que es mejor para mí», zanjaba el ala-pívot.
Anunoby y Mitchell tampoco han regresado todavía a los entrenamientos, lo que pone las cosas cuesta arriba para los Knicks en un punto crucial de la temporada. Desde la llegada del ex de los Raptors, todo parecía haber encajado a la perfección. Especialmente con Randle, al que se le veía más enfocado que nunca en el tipo de baloncesto que pide el actual contexto de New York. Hasta su lesión, el interior estaba promediando 24 puntos, 9,2 rebotes y 5 asistencias. Números que le han llevado a ser All-Star y que quizás le metan en la pelea por estar en los mejores quintetos si no se pierde más de 17 partidos. Hasta ahora el contador está en 9.
(Fotografía de portada de Mitchell Leff/Getty Images)