Acababa de sonar la bocina en el Barclays Center y Julius Randle ya estaba situado a la vera del trío arbitral para transmitirles su descontento. Antes, al jugador de los Knicks ya le habían señalado una falta técnica por la vehemencia de sus protestas. Lejos de enfriar los ánimos de la derrota frente a sus vecinos después de pasar por las duchas, la rueda de prensa resultó ser acicate para el cabreo del ala pívot y su entrenador Tom Thibodeau. «Pregúntales a ellos [los árbitros]. No sé que han visto o dónde están mirando» comenzaba diciendo Randle después de insinuar que no quería hablar del arbitraje.
El vigente Jugador Más Mejorado de la NBA argumentaba que su fortaleza física provocó la permisividad de los árbitros con sus defensores. «Como soy más fuerte, dejan de pitar algunas faltas que deberían pitar. Me cabrea». En el otro lado, James Harden tuvo un partido de sensibilidad con el silbato como hacía tiempo que no disfrutaba. Esta temporada acude a la línea de tiros libres menos veces que en cualquier año desde que salió de Oklahoma. Ayer inició el partido promediando 6,8 lanzamientos por noche y acabó la primera parte con diez de ellos en su haber.
Thibodeau no fue tan comedido como su pupilo y mostró una evidente frustración a este respecto. «Julius estaba atacando el aro muy duro y solo le han señalado dos tiros libres. Veré la cinta, pero algo no está bien». El técnico empezaba a soltarse, y, como Randle, quiso poner en duda cómo se arbitraron las acciones sobre él. «Si tú le das un manotazo a un jugador, me da igual quien sea, le va a afectar. Y no quiero centrarme en ellos, solo quiero seguir jugando duro. No pretendo tener que enfadarme para que mis técnicas influyan en cómo ven el partido». Thibs acababa con un discurso lapidario. «Me da igual cómo se arbitre. Puedes admitir más o menos contacto. Pero tiene que ser el mismo arbitraje para ambos».
La NBA suele castigar este tipo de declaraciones con multas económicas entre los 25.000 y los 50.000 dólares.Lo más probable es que Randle y Thibodeau tengan que rascarse el bolsillo muy pronto.
(Fotografía de portada de Seth Wenig – Pool/Getty Images)