El presente de Kentavious Caldwell-Pope ha cambiado drásticamente en cuestión de semanas. Justo antes de que se abriese la agencia libre, conocía que era traspasado a Denver Nuggets, movimiento que dos semanas después acabó desembocando en una extensión de contrato de dos años y 30 millones de dólares con los de Colorado. Sí, ha pasado de jugar en un equipo que despierta dudas, como son los Wizards, a hacerlo en otro en el que coincidirá con el MVP de las dos últimas temporadas, Nikola Jokic; y de paso ha cerrado la posibilidad de tener un futuro incierto (agente libre en 2023) para asegurárselo hasta 2025.
Obviamente el escolta está más que satisfecho. En un primer instante, al ser intercambiado, vivió un momento de cierto shock, ya que sus conversaciones con los Wizards iban siempre encaminadas a hacer funcionar el proyecto. Superada la primera impresión, entiende que está en un fantástico lugar para seguir desarrollando su carrera.
«Mi reacción inicial fue de sorpresa porque lo que yo, mi equipo y los Washington Wizards estábamos hablando cada día, era totalmente diferente. Sí, fue una sorpresa», explica en declaraciones recogidas por Denver Post antes de recalcar lo ilusionado que se encuentra ante el nuevo escenario en el que se encuentra. «Estoy emocionado de poder competir de nuevo y luchar por un campeonato».
No le falta pizca de razón a sus palabras. Denver, pese a las ausencias de Jamal Murray y Michael Porter Jr., fue un excelente equipo el curso pasado bajo el liderazgo de Jokic. Con la vuelta de ambos y algunos ajustes como las llegadas de Bruce Brown, Ish Smith o la suya propia, los de Colorado apuntan a estar preparados para ser uno de los rivales a batir en la Conferencia Oeste y un serio aspirante a hacerse con el anillo, el cual sería el primero de su historia.
(Fotografía de Patrick Smith/Getty Images)