Después de su destacada actuación en el Game 4 de las Finales de la NBA contra Miami Heat, Kentavious Caldwell-Pope compartió el que ha sido su gran pilar a lo largo de todos los playoffs: la confianza. Tanto la suya personal como la de sus compañeros.
El escolta encaró el cuarto partido de la serie después de haber anotado tan solo cinco triples en 20 intentos (un 25% de efectividad) en los tres anteriores. Su falta de acierto se mantuvo durante el encuentro de este martes pero reapareció cuando más lo necesitaban los Lakers. Un triple desde la esquina y una posterior bandeja en los últimos minutos dispararon las diferencias hasta los siete puntos. Una ventaja, a la postre, definitiva.
«Tan solo me centro en el partido. No me permito salir de él», afirmó Caldwell-Pope al periodista Mike Trudell. «No dejo que un fallo condicione mi próximo tiro. Me apoyo mucho en eso. Simplemente sigo tirando. Mantengo mi ritmo, mi fluidez y continúo lanzando. Sé que soy un tirador. Y si mis compañeros me buscan seguiré tirando.»
El ex de los Pistons, de 27 años, completó uno de sus mejores actuaciones de los presentes playoffs. Finalizó el partido con 15 puntos, 3 rebotes y 5 asistencias, incluyendo las que posiblemente sean, hasta el momento, las dos canastas más importantes de su carrera.
Su acierto en el clutch puede suponer un valor fundamental para los Lakers si deja atrás la inconsistencia en su juego. Al inicio del curso fue muy criticado por la afición a causa de su irregularidad e incluso muchos solicitaban su salida del equipo. Pero a medida que avanzó la temporada, ha demostrado de lo que es capaz y cuán importante puede llegar a ser en el devenir de una eliminatoria por el título. A Caldwell-Pope le resta un año de contrato con la franquicia angelina por valor de 8,5 millones de dólares pero este está sujeto a una player option.
(Fotografía de portada de Kevin C. Cox/Getty Images)