Por mucho que la cosa no pintase bien, nadie prepara a un aficionado para ver marchar a una de sus grandes leyendas. Klay Thompson ya no es jugador de los Golden State Warriors. Hoy, de hecho, ha celebrado su presentación como nuevo jugador de los Dallas Mavericks. En la cual, obviamente, no han faltado referencias y cuestiones a su etapa en la Bahía y, concretamente, a ese último tramo en el que parecieron romperse las relaciones.
Klay ha preferido ser precavido y explicar que, simplemente, necesitaba un cambio de aires. «A veces el cambio puede alimentar la grandeza. Un cambio de escenarios puede hacer maravillas. Estoy muy agradecido a los Warrios, pero pensé que esto podía darme energías renovadas», apunta el escolta.
Stephen Curry da fe
Ayer mismo Stephen Curry se sentaba a hablar con Sam Amick, de The Athletic, para hablar sobre la llamada que él y Thompson compartieron un par de días antes de hacerse oficial. El base aseguraba querer «únicamente que sea feliz jugando alm baloncesto», apuntando a esa sensación de quemazón que Klay había dejado ver en los últimos meses.
Ya después de su cuarto y último anillo, el escolta mostró una cara desconocida en una conducta tendente a la jovialidad. Pero su carácter ha terminado de agriarse este último curso, teniendo fuertes discusiones con Steve Kerr y otros miembros del staff después de que estos le dejasen sin jugar algún cierre de partido y le destinasen al banquillo como sexto hombre en favor de Brandin Podziemski.
No todo en el discurso de Thompson han sido los Warriors. También, claro, ha tenido su lugar el nuevo equipo al que se debe: «Dallas es muy atractivo por sus jugadores jóvenes, su estilo de juego, el trato de primera clase que le dan a los jugadores desde la organización y es una ciudad preciosa que ama su baloncesto».
(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images)