Durante toda la temporada, la segunda unidad de los Utah Jazz se había erigido como una virtud sólida, regular y confiable sobre la que construir el éxito del equipo. Un escenario que chocó de manera frontal con lo visto en años anteriores, cuando la anotación del banquillo brilló por su ausencia.
Así quedó demostrado con la entrega de los premios individuales de la temporada. Jordan Clarkson fue elegido Sexto Hombre del Año tras promediar 18,4 puntos por encuentro, siendo su compañero Joe Ingles el segundo en las votaciones. Aparentemente, el equipo dirigido por Quin Snyder se hallaba en buena posición para plantar cara a equipos con un fondo de armario profundo y versátil.
Sin embargo, la lesión de Mike Conley ha echado por tierra esta teoría a lo largo de la serie contra Los Angeles Clippers. La ausencia del base empujó a Snyder a situar a Ingles en el quinteto inicial, perjudicando su planteamiento y minando la productividad de sus rotaciones.
Así, el banquillo de los Jazz está promediando apenas 21 puntos por encuentro ante la franquicia angelina. 16 de ellos bajo la firma de Clarkson, lo que pone de manifiesto la gran dependencia sobre el guard y el muy reducido aporte del resto de jugadores. En la serie ante Memphis había sumado 32,2 puntos por velada. En regular season, 38,9, según datos de la NBA.
Dentro de este escenario estadístico podemos encontrar distintas lecturas. Los Clippers están haciendo mucho daño con sus quintetos pequeños al obligar al center de Utah a salir al perímetro. Pero la diferencia entre los resultados según sea Rudy Gobert o Derrick Favors el elegido es abismal. Los Jazz han sido superados en 2,2 puntos por cada cien posesiones con el internacional francés en pista. Una cifra que aumenta hasta los 20,6 puntos en el caso de Favors. Hablamos de 146 puntos recibidos por cada cien posesiones cuando el pívot suplente está en pista.
Georges Niang ha sido objeto de gran parte de las iras de la afición de los Jazz por culpa de una producción testimonial. En ataque y en defensa. El ex de los Pacers solo ha acertado uno de los once lanzamientos que ha intentado a lo largo de los cuatro partidos. Además, ha tomado malas decisiones a la hora de mover la pelota y en defensa no ha sido capaz de hacer frente a los rivales en el uno contra uno ni de aplicar con efectividad las ayudas y cambios defensivos. Mientras tanto, Miye Oni ha visto como sus minutos han caído desde los ocho en el Game 1 a apenas uno en la primera mitad del cuarto encuentro.
Así, ha sido Clarkson el encargado de tirar del carro para mantener el ritmo competitivo aunque pagando un precio: decisiones en la ejecución cuestionables que han disminuido su efectividad hasta el 37% en tiros de campo.
Un panorama especialmente doloroso si tenemos en cuenta que los Jazz comenzaron la serie a un alto nivel de juego y sumando las dos primeras victorias. De hecho, el quinteto titular de los de Salt Lake City supera a los Clippers por 6,5 puntos por cada cien posesiones. El problema es que, a la hora de rotar, todas las opciones aplicadas por Snyder devuelven réditos negativos. Y ante una plantilla tan profunda y versátil, eso se paga.
Ahora, la eliminatoria regresa a Salt Lake City, donde los Jazz intentarán lavar la imagen de los últimos dos suelos. Para ello, no obstante, deberán de recuperar su mejor versión defensiva, una circulación de balón constante y ese juego colectivo que les permitió dominar durante la regular season. La confianza en la anotación de Donovan Mitchell siempre recogerá sus frutos, pero los Jazz han mostrado un mejor juego cuando todas sus piezas funcionaban a pleno rendimiento.
Un factor importante a considerar será el estado de Mike Conley. El base ha vuelto a ser catalogado como duda y de su presencia dependerá gran parte del éxito del equipo en el Game 5, el cual se celebrará este miércoles.
(Fotografía de portada de Jamie Schwaberow/Getty Images)