La mala suerte se cruza en el camino de Phoenix Suns

A perro flaco, todo son pulgas; y sí, a los Suns se les ha puesto cara de lo primero. Tras dos batallas en Minnesota, la sensación es que están varios pasos por detrás de su rival. El primer día se llevaron una paliza y en el segundo mejoraron, pero tampoco les alcanzó para estar en la pelea hasta el final.

Es obvio que Frank Vogel debe buscar soluciones con urgencia, ya que pese a que Devin Booker abogue por colocar por delante el clásico ‘esto es muy largo’, la realidad es que están a una derrota de verse prácticamente eliminados. Por ello, el hecho de que la mala suerte también se haya cruzado en el camino de Phoenix no anuncia nada bueno.

Anoche, más allá del dolor de la derrota, los de Arizona vieron como Grayson Allen abandonaba la cancha en el tercer cuarto para no poder regresar a la pista. El guard se lastimó el tobillo derecho, justo la articulación en la que ya había sufrido un percance en el Game 1. Las radiografías realizadas han dado resultado negativo, pero eso no quita que su presente en el tercer encuentro esté en duda.

Atendiendo a los medios, fue el propio Allen quien explicó que no estaba seguro de cómo respondería su tobillo después de dos días de tratamiento, pero que estaba contento de tener algo de tiempo hasta el Game 3. Sobre el momento de la lesión, confirma que fue algo similar a lo ocurrido en el primer choque ante los Wolves.

«Sólo fue un poco más duro ya que estaba en el aire y aterricé, pero cuando vi la repetición, parecía como si hubiese caído sobre el talón de alguien y se hubiese girado bastante», comenta.

(Fotografía de David Berding/Getty Images)


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