Quizá entonces no comprendía el tono de su pregunta. Pero no tardó demasiado en averiguar lo que escondía. Corría el año 2018 cuando un periodista se acercó a LeBron James y abordó la cuestión sobre cómo se ganaría el respeto de los aficionados de los Lakers. Había firmado recientemente por la franquicia californiana y la duración del acuerdo le parecía suficiente como primera muestra de su compromiso.
«He firmado por cuatro años. ¿Qué más quieres que haga?» respondió entre risas. Pero aquella inofensiva pregunta escondía un gran peso deportivo y simbólico. Desde entonces, James ha protagonizado un largo proceso de aprendizaje mediante el cual ha obtenido la respuesta a la cuestión del periodista. No había otra opción posible: ganar un campeonato.
«Lo que he aprendido siendo un Laker es que a los aficionados les importa una m–rda lo que hayas hecho antes», afirmó el de Akron según en L.A. Times. «No les importa tu currículum en absoluto cuando te conviertes en un Laker. Tienes que escribirlo como un Laker. Y entonces te respetan. Eso es lo que he aprendido.»
Cuando LeBron firmó con los Lakers, su currículum era más que sólido. Había participado en las últimas ocho ediciones de las Finales, cuatro con la camiseta de los Heat y otras tantas con la de los Cavaliers. En dicho lapso de tiempo ganó tres campeonatos, recibió tres premios al MVP de las Finales y había sido nombrado el mejor jugador de la temporada en cuatro ocasiones a lo largo de su carrera.
Así, el astro cambió Cleveland por el foco mediático de Los Angeles para recalar en una organización que acumulaba seis ausencias seguidas en post-temporada. Una odisea por el desierto inadmisible para un equipo histórico como los Lakers. Sin embargo, la afición recibió a la estrella con cierto recelo y escepticismo y, en un principio, la relación no carburó del todo.
Los Lakers comenzaron la temporada 2018-19 de manera dubitativa y la primera lesión importante en la carrera de LeBron echó por tierra cualquier tipo de aspiración colectiva. Lo principal era ganar y no lo había conseguido. De nada servía haber superado a Michael Jordan en la lista de máximos anotadores o haber insistido en absorber la cultura de la franquicia. Todo se reducía a ganar.
La contratación de Anthony Davis en verano de 2019 fue el punto de partida de un nuevo asalto. LeBron se mantuvo saludable, Frank Vogel instaló una férrea disciplina defensiva y las piezas secundarias se acoplaron notablemente. Así, las victorias fueron sucediéndose una tras otra y las dudas en el juego dieron paso a un optimismo real. Y, por encima de todo, el éxito colectivo reinaba sobre la gloria individual.
«La gente puede hablar sobre ganar el MVP y cosas así, pero a quien se recuerda es al equipo ganador», recalcó su compañero Anthony Davis. «Si somos capaces de cerrar esto será lo que la gente recordará. No creo que los aficionados recuerdan tanto un premio individual como un campeonato. Y esa es nuestra forma de pensar: salir y ganar.»
A pesar de los rumores que sugerían que había optado por Los Angeles con el propósito oculto de expandir su imperio empresarial y su marca personal, LeBron ha reiterado constantemente que su máxima prioridad es la de devolver la gloria a la franquicia. Se enorgulleció de dominar la Conferencia Oeste en regular season y de hacer lo propio en los playoffs para alcanzar las Finales.
Ahora, sólo le queda completar la última tarea de su lista y culminar la gesta.
(Fotografía de portada de Kevin C. Cox/Getty Images)