LeBron James sigue creyendo que los Lakers tienen oportunidades

Tras su derrota de anoche ante los Dallas Mavericks, los Lakers acumulan tres derrotas seguidas y seis en los últimos diez partidos. Los resultados serían preocupantes si no fuesen consecuencia directa del bochorno que se suele ver cada vez que los angelinos saltan a pista. En Los Angeles están en plena guerra interna entre LeBron James y Rob Pelinca mientras Jeanie Buss mira la situación con desagrado. Frank Vogel y el equipo en sí han pasado a un segundo plano y espectáculos dantescos como el que se vio el pasado domingo en el Crypto.com Arena corren el peligro de convertirse en norma. Aún así, LeBron James pretende que no les den por muertos. «Nos quedan partidos por jugar. Hasta que me quites de en medio, me cortes la cabeza o me entierres 7 metros bajo tierra, seguiré teniendo oportunidades. Confío en ello».

Llamativo que LeBron pronuncie estas palabras hablando en singular, porque su lenguaje corporal grita hastío por sus compañeros. Cuesta creerse eso de ‘nunca subestimes el corazón de un campeón’ cuando los problemas de ese ‘campeón’ se repiten una y otra vez sin remedio desde el inicio de la temporada. Los principales portavoces del vestuario llevan aludiendo todo el curso a la mejora que esta por venir y nuca termina de llegar. Pero a estas alturas suena especialmente absurdo aferrarse a esa ilusión. «Mientras nos queden partidos, deberíamos tener una oportunidad. Me siento mal, pero mañana será un nuevo día. Estaré preparado para el partido del jueves contra los Clippers. Esa es mi mentalidad, es quien soy».

Si no fuese por la última frase, ese ‘mañana’ podría sustituirse perfectamente por un ‘la temporada que viene’. De hecho, a pesar de sus palabras, no sería la primera vez que James prefiere una retirada a tiempo antes que afrontar la cruda realidad. Ya lo hizo en 2018 durante su primera temporada de oro y púrpura, cuya segunda mitad aprovechó para sanar su lesión de tobillo aprovechando lo insalvable del asunto. Las declaraciones sobre su rodilla previas al All-Star apuntan a permitirse una vía de escape en caso de que el barco se termine por hundir.

Quizás solo la existencia del play-in evite que veamos algo así. Por mucho que la caída en picado de los Lakers no dé visos de frenar, la debacle tendría que ser de proporciones bíblicas para no estar presentes en la postemporada. Ni San Antonio, ni Portland, ni Sacramento parecen capaces de remontar la diferencia de dos partidos que les separan a unos 20 encuentros para el término del curso. Una vez en el play-in, la presencia de James y Davis debería asegurarles la presencia en playoffs, donde se calibrarán seriamente esas oportunidades de las que habla el Rey. Sin embargo, ni siquiera se da por hecho contar con sus dos estrellas en plenitud, pues la franquicia ha actualizado el estado de la lesión de Davis retrasando su regreso hasta un plazo de entre 4 y 6 semanas.

(Fotografía de portada de Michael Owens/Getty Images)


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