LeBron James, 31 años, Akron (Ohio). 13 temporadas en la NBA, 12 veces All-Star, 10 selecciones en el mejor quinteto del año, 4 veces MVP, 6 Finales disputadas, 2 conquistadas con sus correspondientes premios al jugador más valioso de la ronda decisiva. Podría seguir enumerando logros pero como introducción es suficiente.
LeBron es uno de los jugadores más dominantes de las últimas décadas. Es probablemente la cara más conocida de la NBA y arrastra legiones tanto de seguidores como de detractores. Hizo de Cleveland Cavaliers, el equipo de su comunidad natal, un equipo de referencia en la mejor liga del mundo. Rompió el corazón de sus fans cuando emigró hacia el calor de Miami y de Dwyane Wade y Chris Bosh para conquistar anillos y busca ahora la redención en su vuelta a casa, en una misión con un objetivo ambicioso: brindar a Ohio su primer gran campeonato.
La consecución de un reto de semejante calibre cerraría un guión de película para los Cavs y para la carrera del ’23’, pero los años pasan y los obstáculos crecen. El año pasado los Golden State Warriors firmaron su propia hazaña dejando a los de Cleveland a las puertas y en 2016, repitiendo protagonistas, la NBA va a vivir una de las Finales más esperadas y más espectaculares, al menos sobre el papel, de los últimos lustros.
LeBron, por encima de la presión
Tres párrafos después uno puede pensar que sobre las espaldas de LeBron James recae una presión enorme, inaguantable para buena parte de los mortales. El periodista J.A. Adande debía de pensar lo mismo al preguntarle por su método para minimizar la carga. ¿La respuesta? «En realidad no me involucro en el tema de la presión. Creo que he superado todas las expectativas en mi vida como profesional».
Las palabras de LeBron siempre son directas y no pocas veces en los medios se aíslan del contexto para que casen con la narrativa establecida en torno a su figura. «Todo lo que he hecho ha sido un éxito», por ejemplo, es una declaración que invita a pensar en soberbia o prepotencia. Nada más lejos, al menos en este caso: «Soy una estadística que se suponía que iría en otra dirección, creciendo en los barrios pobres, en un hogar monoparental. Solo estábamos mi madre y yo. Así que creo que todo lo que he hecho ha sido un éxito».
Nueva oportunidad
Las raíces de la estrella de los Cavs, sus vivencias, su experiencia, sus logros, su crecimiento en general… Todo suma a la hora de crear su mentalidad actual, un rompecabezas que visto desde fuera parece, con mínimo riesgo a equívoco, más complejo y más avanzado que aquel que en 2010 protagonizara ‘The Decision‘.
LeBron y sus compañeros comenzarán a luchar mañana en pos de conseguir el desenlace soñado ante un rival que no es un molino, es un gigante. Él lo sabe y lo reconoce, pero afronta esta nueva oportunidad sin cargar sobre sí mismo un peso que podría resultar demasiado molesto a la hora de encarar el gran reto.
«Así que en cuanto al baloncesto, simplemente salgo, juego, me divierto, lo amo, soy sincero con él y con mis compañeros y vivo con los resultados. Así que no, realmente no me afecta demasiado».