En principio, la dolencia no parece motivo para una alarma excesiva
Con casi 8 minutos por jugarse del tercer cuarto del Warriors-Lakers, que terminó con un claro triunfo visitante, un resbalón cuando perseguía una pelota dio por finalizada la jornada de Navidad para LeBron James. La estrella de los Lakers se hacía daño en su ingle izquierda y se veía obligada a abandonar el parqué del Oracle Arena y finalmente la pista, rumbo a los vestuarios una vez comprobó que no iba a ser capaz de volver a jugar.
Un tirón inguinal
«Sentí un chasquido en la ingle». Eso es lo que se podía leer en los labios de LeBron nada más caer lesionado. Un tirón inguinal, eso es lo que se produjo James en el desafortunado lance. Según informa Chris Haynes, para Yahoo Sports, las primeras exploraciones en la zona arrojan buenas noticias, ya que la zona dañada estaría intacta en lo que se refiere a grandes daños y que la dolencia podía haber sido mucho peor. Este miércoles se le realizarán más pruebas.
“No estoy demasiado preocupado. Pude caminar por mi propio pie. Veremos qué dice la resonancia”, señaló tras el encuentro James en declaraciones recogidas por Ben Golliver, para The Washington Post. James incluso no se descarta para el duelo de este mismo jueves 27 de diciembre contra los Kings.
No se pierde un partido desde abril de 2017
James lo ha jugado todo. Todo lo que ha podido. Desde el último encuentro de la Temporada Regular 2016/17, el ahora dorsal 23 de los Lakers no se ha perdido ni un choque. Jugó los 82 partidos de la Regular Season por primera vez en su carrera en la 2017-18, jugó todos los playoffs, hasta las Finales, y ahora ha estado presente en 34 duelos que los Lakers han disputado hasta la fecha. Ha jugado desde ese citado 12 de abril de 2017 un total de 156 partidos seguidos, una racha que quizá se vea cortada con su posible ausencia ante Sacramento.
(Fotografía de portada: Thearon W. Henderson/Getty Images)