Llegó el día del desertor traicionado

Esta noche vuelve a casa el que fuera el soldado perfecto de la franquicia perfecta. Y vuelve convertido en demonio.

Ha sido difícil elegir hoy el tema. La noche ha vuelto a ser una locura. Joel Embiid machaca rivales y bate récords (nos ha hecho olvidar sus horribles problemas físicos), los Mavericks han ganado fuera de casa (¡y fácil!), los Nets le han dado un nuevo tirón de orejas a Anthony Davis, Gordon Hayward nos ha recordado viejos tiempos, Kuzma se ha lesionado, los Lakers siguen sin meter los libres (les cuestan partidos…) y los Grizzlies han llegado a las manos tras perder su octavo partido en 10 intentos. De todo. Y no voy a hablar de nada… Porque esta noche, madrugada del jueves al viernes (02:00 hora peninsular española), Kawhi Leonard vuelve a San Antonio. Y vuelve con todo…

La estrella contracultural, el que nunca se ríe (aunque dejara aquel maravilloso clip en el media day), el jugador que debía llevar la antorcha de los eternos Spurs hasta que llegara la nueva generación… El estandarte que se convirtió en desertor.

Kawhi protagonizó una de las historias más famosas de la temporada pasada. Y también una de las más rocambolescas que ha visto la NBA moderna. El soldado perfecto que no conocía el fallo pero estalló contra la que había sido su casa, su familia. La situación fue tan rara, tan compleja, que a día de hoy, casi seis meses después, aún no conseguimos entender del todo lo que pasó en el seno de la franquicia perfecta.

La chispa

La base del conflicto, la chispa que provocó el incendio, por si alguien no lo sabe (o no se acuerda), parte de una lesión que el alero arrastra durante un tiempo y de la que parece no recuperarse jamás. Un lesión sobre la que nunca se pusieron de acuerdo franquicia y entorno del jugador: músculo que afecta a los tendones o tendones que afectan después al músculo. Tratamientos diferentes, médicos diferentes, declaraciones poco acertadas (Tony Parker, Popovich…), rumores sobre el futuro, un contrato supermax sobre la mesa… En definitiva, lo que nunca pensamos que podría ocurrir en San Antonio. Y mucho menos con Kawhi como protagonista.

Al final, como todos sabéis, Kawhi pidió el traspaso. Dejó una auténtica millonada sobre la mesa para salir de aquel lugar en el que se había sentido traicionado. Maltratado por su propia familia. Y llegó a Toronto Raptors, un destino fantástico en lo deportivo en el que, además, ha encajado como anillo al dedo desde el primer minuto. Gerencia, cuerpo técnico y plantilla caminan en una sola dirección. Y es la mejor versión del cyborg, el jugador que más gana de la historia, la que marca el camino.

Una nueva versión

Gregg Popovich ha pedido cariño y respeto para Kawhi, el gran héroe (cuando solo contaba 22 primaveras) del último anillo Spur’ y, hasta hace unos meses, la gran esperanza de la franquicia texana. Pero el alero que saltará esta noche al AT&T Center de San Antonio no tiene nada que ver con la impecable estrella que vivía en El Álamo. Es una nueva versión, más killer que nunca, un jugador poseído que anotó 45 (mejor marca de su carrera) en la previa del martes ante los Jazz a modo de calentamiento…

Esta noche no podemos mirar a otro lado. Nadie mirará a otro lado. Llegó el día del desertor traicionado.

(Fotografía de Thearon W. Henderson/Getty Images)


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