Lonzo Ball y Kevin Martin, mecánicas nacidas para encontrarse

Uno fue seleccionado en el número 26 del Draft, mientras que el otro copó el puesto 2º. Uno desembarcó en la NBA desde la pequeña y poco conocida universidad de Western Carolina, mientras que el otro llegó rodeado del glamour que embadurna a U.C.L.A. Uno tiene un padre normal, el otro no.

El primero, a pesar de tan ordinaria normalidad, de tal escasez de focos, de la tremenda ausencia de marketing, ha logrado cuajar una fantástica carrera en la NBA de 12 temporadas de duración, rayando un nivel excelente en casi todas ellas; un hombre abonado a los dobles dígitos anotadores desde su año sophomore, a excepción de sus 16 últimos partidos en San Antonio en la antesala de su retirada.

Opuestos con un factor común

Las diferencias entre Lonzo Ball y Kevin Martin, además de las mediáticas ya mencionadas, se extendían una vez adentrados en pista. A uno se le reconocía fácilmente por su tendencia a abrazar las esquinas, desde donde su triple era mortal, mientras que el otro está llamado a ser quien localice a esos compañeros liberados en los vértices del perímetro para acribillar sin punteos.

Lonzo y Kevin, tan distintos en todo como incapaces de no cruzarse debido a un único pero vital factor común: su mecánica de lanzamiento.

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Martin, retirado hace un año, cerró su andadura profesional, tras doce años y cinco equipos, con un promedio de acierto del 43,7% en tiros de campo, 38,4% en triples —con tres temporada superando el 40%— y un 87% desde la línea de personal.

Primera visita al Madison

Ball visita esta madrugada, por primera vez en su carrera, el Madison Square Garden. Un foso mediático para un jugador mediático y una mecánica que será sometida al más meticuloso de los escrutinios.

Porque Lonzo es cierto que comparte con Martin una mecánica de lo menos ortodoxa y antiestética, en su caso concreto cargando el tiro desde ligeramente a la siniestra de su ojo izquierdo. Ahí terminan las similitudes, porque los porcentajes son abismalmente distintos. El playmaker de L.A. ameriza en NY con uno acierto del 32,1% en tiros de campo, 24,6% en triples y un 47,1% en tiros libres.

Más de la mitad de sus fallos provienen de una carencia total de confianza, pues el mayor de los Ball se presentaba al Draft tras un único año de universidad con fama de extravagante pero notable tirador. La otra lacra proviene de las dificultades que está teniendo a la hora de originar espacio con sus rivales y crearse sus propios tiros; no está fino tampoco en el dribling.

Consejo de Billups

En estas circunstancias, un ex All-Star y capitán de los mejores Pistons habidos desde los Bad Boys, Chauncey Billups, le aconseja un preparador muy concreto: Kevin Martin. No es el único ni el primero que lo hace. Fuentes del The New York Times señalan que el compañero de taquilla de Ball, Corey Brewer, quien se hizo buen amigo del shooting guard durante su etapa en Minnesota, ya le ha facilitado su número de teléfono para que recurra a él en cuanto estime oportuno.

No hasta junio

Martin, por su parte, quien se ha mostrado reacio a ser entrevistado al considerar que la burbuja de sensacionalismo que rodea a Ball ya alcanza un diámetro más que suficiente, solo ha ofrecido unas declaraciones al respecto. «No es algo que quieras abordar a mitad de temporada. Lo adecuado es sentarse una vez esta concluya y evaluarlo todo. Ahora no es el momento de dar consejos. Puede que haya un momento más adecuado más adelante».

La postura de Martin gira en la misma tónica que la opinión de los mandamases de los Lakers, quienes expresaron que no es momento de precipitarse con su diamante en bruto, ni acometer cambios en su mecánica en plena refriega baloncestística. El verano hablará.

Pero este posible acercamiento ya nos revela una pista interesante. Y es que el plan podría consistir, no en revolucionar completamente la forma de tirar de Ball, sino en sencillos y pequeños retoques y ajustes en su mecánica actual, que logren un importante incremento en la efectividad, sin que el impacto visual sea inmenso ni la obsesión en la pureza del tiro, desmedida.

David Thorpe, el maestro

Avanzamos también que hablar de Martin en verano implicará hablar intrínsecamente de David Thorpe, su profesor particular de tiro desde que abandonara la universidad de Western Carolina, recomendado precisamente por uno de sus entrenadores de allí.

En los largos meses que dura la postemporada en la NBA, Martin gustaba de afincarse en su residencia de Clearwater, Florida, donde programaba duras y largas sesiones de entrenamiento con Thorpe, todas enfocadas a mejorar su disparo. Tan satisfactorios fueron sus resultados que su lista de clientes se amplió. Por sus expertas manos han pasado ya Corey Brewer, Udonis Haslem, Omri Casspi o Courtney Lee.


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