Los árbitros se unen contra los métodos de Adam Silver

Ser árbitro siempre ha sido difícil. Serlo en la NBA de Adam Silver supone algo parecido a un calvario. Así piensan al menos los colegiados de la liga, que han emitido un comunicado abierto firmado por la NBRA (siglas de la asociación de árbitros estadounidense) en el que cuestionan los métodos de transparencia impuestos desde la competición.

Las quejas hacia el estamento arbitral han alcanzado esta temporada nuevas cotas, en buena parte debido a la publicación de los informes de los dos últimos minutos en partidos con finales apretados, unos documentos que repasan todas las acciones dudosas producidas en ese lapso de tiempo y que emiten un veredicto —tardío— sobre ellos. Entrenadores, jugadores, medios, aficionados, directivos… las críticas se multiplican con cada repetición y las multas aisladas no alcanzan a frenar la marea.

Adam Silver salió recientemente en defensa del colectivo del silbato ante las acusaciones recibidas durante los presentes Playoffs. Sin embargo, lejos de dar paso alguno en la dirección de modificar las directrices del proceso que molestan a los árbitros, ratificó su deseo de continuar en la misma línea. «La transparencia es uno de mis objetivos», sentenció.

Comunicado

La postura del comisionado ha encontrado reacción de la asociación en forma de comunicado:

«La NBRA cree que las acciones de la liga para promover lo que denominan transparencia causarán más perjuicio que beneficio para los árbitros y para la liga. Pedimos que se ponga fin a los informes de los dos últimos minutos y a otras medidas de transparencia; y que las evaluaciones, las repeticiones, la educación, el entrenamiento y la disciplina para los árbitros de la NBA vuelvan a ser asuntos privados y gestionados por la liga.

Si la NBA decide rechazar la petición de la NBRA y seguir adelante con los informes, es crucial que el proceso actual se reforme para mejorar su precisión y minimizar el daño y las divisiones que está causando».

Razones contra los informes

En el comunicado, que podéis consultar completo en este enlace, se exponen los argumentos de los árbitros contra los informes y las reformas recomendadas para encontrar una solución en el punto medio.

El primer motivo para terminar con los last two-minute reports —denominación original en inglés— evoca a una reflexión que todos hemos realizado en alguna ocasión: no va a cambiar el resultado. El sindicato asegura que la transparencia no solo no tiene influencia en el desenlace de los partidos sino que lo único que consigue es provocar hostilidad hacia los árbitros.

Destaca también en la lista la llamada al espectáculo: «Los esfuerzos para promover la transparencia han fomentado la idea de que es posible alcanzar la perfección en el arbitraje. La perfección no es posible ni es deseable; si se señalase cada posible infracción los partidos serían insufribles —traducción libre de ‘unwatchable‘— y dejarían de existir como forma de entretenimiento en este país». Show must go on.

Por último, se alza una queja contra los equipos que utilizan la nueva información que reciben para movilizar a sus aficionados contra los colegiados y buscar así presionarles para recibir un trato favorable. Si la meta de la transparencia era promover la credibilidad y la comprensión, «no hay pruebas de que exista progreso» en esa dirección.

Preguntas afiladas

Tras las reclamaciones directas contra los reportes, el comunicado pasa a enumerar algunas preguntas sobre el proceso. ¿Quién evalúa las repeticiones y qué cualificaciones tiene? ¿Quién revisa y edita los informes, y qué cualificaciones tiene para evaluar y modificar los informes antes de ser publicados? ¿Qué razonamiento hay tras esos cambios? ¿Aquellos que revisan las jugadas aplican las mismas guías de actuación e instrucciones que reciben los árbitros desde la liga? ¿Por qué tiene la NBA la última palabra en las repeticiones? ¿Por qué no se pueden impugnar?

Añadamos una pregunta propia: ¿encontrarán respuesta los árbitros?

Sugerencias finales

La conclusión del texto aglutina tres sugerencias dirigidas a la liga, tres consejos que parten de quien sabe que no se van a eliminar los informes y que espera que al menos se modifiquen sus métodos.

El primero, aumentar la transparencia en el proceso, es decir, responder a las primeras preguntas formuladas anteriormente. El segundo, unificar criterios a la hora de interpretar las reglas para que árbitros y encargados de revisión jueguen con la misma baraja. El último, establecer un canal de apelación para que las decisiones de los informes puedan ser debatidas, dialogadas, cuestionadas.

Con estas peticiones finaliza el comunicado de los colegiados a la NBA, un llamamiento en firme a una negociación de cara a la próxima temporada para intentar recuperar privacidad y protección frente a los agentes exteriores. Cabe recordar que la NBRA y la NBA extendieron su relación el año pasado con un nuevo contrato al alza hasta 2022. La firma llegó un año antes del fin del acuerdo anterior, que estaba previsto para el próximo verano.

Relacionado o no, planeado o fruto de la casualidad, la asociación de árbitros no podrá jugar la baza de la presión en las negociaciones para dirimir las discrepancias en el proceso de transparencia de Adam Silver.


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