Los Bulls conquistan Oklahoma

Por mucho (o poco) que lo intentaron, los Thunder siempre fueron a remolque. Y la historia no cambió desde el minuto uno.

Victoria trabajada de los Bulls en Oklahoma por 96-105, con un Pau Gasol (21 puntos y 13 rebotes) que cuajó un partido excelso a la hora de abrir la defensa de los locales con asistencias de todos los colores.

Encuentro muy serio por parte de los pupilos de Fred Hoiberg, haciendo buena la máxima que reclamaba Jimmy Butler de que debían empezar a ser más duros e intensos, ya no sólo en los entrenos, sino también en los partidos. Y hoy ha sido así.

Desde el primer cuarto, los Bulls dieron la sensación de estar mucho más enchufados. Establecieron una rápida ventaja que hizo bailar el marcador hasta una diferencia de dobles dígitos que se fue alargando y estrechando hasta llegar al descanso, pero nunca sin perder el liderazgo de la situación.

3Q de ruptura

Fue el momento en el que el choque se abrió y, por ende, se terminó. Chicago apretó un poco más el acelerador y los Thunder no fueron capaces de meter otra marcha para seguir el ritmo impuesto.

Sólo un último arreón de Anthony Morrow desde la línea de tres llegó a incomodar mínimante a los Bulls, pero esas diferencias creadas en el tercer cuarto supieron mantenerse para evitar sustos.

Aparte del desempeño de Gasol, no se puede obviar la actuación de Jimmy Butler y sus 23 tantos, demostrando que cuando el equipo le necesita también está. Esa segunda parte sirvió incluso para entonar en ataque a Derrick Rose, quien en el primer período estuvo sin rumbo, y que acabó finalmente con 19 puntos a sus espaldas.

Durant, Westbrook…y nada más

Otra vez apareció la excesiva dependencia que tienen los Thunder sobre su dúo estrella. Entre Kevin Durant (29 puntos) y Russell Westbrook (26 tantos) aportaron más de la mitad de la anotación del equipo, evidenciando que cuando ambos no están en pista la segunda unidad no es capaz de dar la talla como se debiera esperar.

A pesar de su aportación, Westbrook no estuvo demasiado acertado en su lectura del partido, logrando muchos de sus puntos bajo alardes individuales basados en la potencia de su físico más que por decisiones lógicas de un jugador que actúa como base.

Enes Kanter al final rascaría algunas cifras (14 puntos, 13 rebotes) para su estadística personal, pero estuvo solo en la pintura, con un Serge Ibaka desdibujado y sobrepasado en cualquiera de sus intentos en ambos lados de la cancha.


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