Los Cavs encarrilan su serie con una paliza de escándalo en Boston

El absoluto dominio de LeBron James y los Cavaliers en el arranque de las Finales del Este no disminuyó en el segundo partido. Al contrario, la diferencia ante unos decaídos Celtics se multiplicó, imponiéndose por un escandaloso 86-130. Ya con la posibilidad de sentenciar en sus dos próximos partidos en Cleveland, el vigente campeón dio una exhibición de baloncesto total que dejó fuera de juego a Boston desde el primer cuarto.

Cambiar para seguir igual

El segundo partido empezaba con similar aspecto al primero. Boston tardaba más de la cuenta en encontrar su acierto ofensivo, frente a unos Cavaliers mucho más seguros desde el principio. La solución, presentada por Brad Stevens en el cinco inicial, era Gerald Green. Como en primera ronda ante Chicago, el alero intentaba abrir la cancha para meter los triples que no quisieron entrar en el duelo anterior.


Pero su efecto duraba poco. Cleveland contestaba apretando la defensa y saliendo con efectividad al contraataque, con LeBron James dirigiendo a la perfección el juego. Para colmo, Kevin Love (21 puntos y 12 rebotes)seguía castigando desde el perímetro tras batir su récord de anotación en playoffs dos días antes. Por segundo partido consecutivo, y gracias a un parcial de 0-12, los Cavs superaban la barrera de los 10 puntos de ventaja en el primer cuarto. El peor escenario para Brad Stevens y los Celtics se repetía.

Monólogo de Cleveland


Esta vez, además, iba a ser aún peor. LeBron James (30 puntos, 7 asistencias, 4 rebotes, 4 robos y 3 tapones) seguía a un nivel magistral a ambos lados de la cancha, y Kyrie Irving (23 puntos) se mostraba agresivo atacando el aro. La gran defensa sobre Isaiah Thomas, fuera de su mejor estado físico, no permitía que Boston recuperara el ritmo. La frustración se traducía en técnicas, una para el propio Thomas y otra para Brad Stevens, pero ni eso servía de chispa para la reacción verde. Más bien al contrario.

En el segundo cuarto, LeBron James seguía mostrando un dominio insultante y total del juego. Entrando a canasta, tirando en suspensión, distribuyendo, defendiendo el aro… Los Celtics no encontraban antídoto a un jugador en estado de gracia. Cleveland conseguía posesión a posesión convertir el resto del partido en pura rutina, cortando en defensa cualquier tipo de reacción. En el camino, los Cavs dejaban una nueva línea en la historia de la liga para el recuerdo.

Primera mitad de récord


Una forzada canasta sobre la bocina de J.R. Smith cerraba la primera mitad con un resultado brutal: 31-72. Era la mayor diferencia jamás vista en la NBA en un duelo de playoffs, superando los 40 puntos con los que Detroit se fue al descanso ante Washington en un partido de 1987. Los abucheos ya sonaban en el TD Garden, conscientes de estar viendo uno de los peores partidos de su exitosa franquicia con tanto en juego. En algún momento se escuchó incluso un canto en honor a Gordon Hayward, posible objetivo céltico el próximo verano.

La segunda mitad sobró deportivamente hablando. LeBron James alcanzaba los 30 puntos por octavo partido consecutivo, el resto del “Big Three” superaba los 20, y los Celtics bastante tenían con evitar que la diferencia se fuera más allá de los 50. Isaiah Thomas, con problemas en una cadera, ni siquiera salía del vestuario, terminando su noche con 2 puntos (0/6 en tiros de campo) y 6 asistencias.

¿Sentencia en Cleveland?


Como escaso consuelo, los Celtics podían disfrutar de buenos minutos de Jaylen Brown, aun siendo ya sin nada en juego. El alero, quizás a dos partidos de terminar su año de novato, aguantó con dignidad el huracan de los Cavs con LeBron James en cancha, y fue el mejor de los minutos basura. Sus 19 puntos (7/11 en tiros de campo), con 4 rebotes y 2 robos, fueron lo mejor de su equipo.

Pero no hubo espacio para la alegría en Boston, consciente de haber visto a su equipo probablemente por última vez esta temporada en casa. La derrota, que acabó siendo por 44 puntos, fue la segunda mayor recibida en playoffs en los 71 años de historia de la franquicia. Para los Cavs fue la victoria más abultada, pero para LeBron James y compañía fue solo un paso más. Unas terceras Finales ante Golden State está ya a solo dos victorias por cada equipo de ser realidad.


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