Una de las ventajas de hacer pronto los deberes es que luego gozas de más tiempo para «holgazanear». Los Cleveland Cavaliers han derrotado a los correosos Detroit Pistons de Stan Van Gundy sin ceder una sola victoria. Su rival en semifinales de Conferencia saldrá del vencedor de la eliminatoria que enfrenta a Celtics y Hawks; y que por el momento, lideran los Hawks 3-2.
El año pasado a los de Ohio les tocó la cruz. Los obstáculos físicos les privaron de Kyrie Irving y Kevin Love las pasadas Finales. LeBron James no fue suficiente para Golden State. Ahora, el panorama pinta bien distinto. Más sanos que nunca, tendrán además un tiempo extra de recuperación.
Los Cavs terminaron de barrer a Detroit el domingo pasado. Ayer, tras tres días de descanso, tuvieron su primer entrenamiento en el que sólo tuvieron una ausencia. J.R. Smith —autor de 17 triples en esta Primera Ronda— acabó con problemas en la ingle en el Game 4, pero su técnico, Tyronn Lue, ha descartado que tenga nada serio. Los días venideros de descanso serán más que suficiente. «Jugamos muy bien y ahora toca hallar ese equilibrio entre no hacer demasiado [entrenamiento], pero asegurándonos de que hacemos lo suficientemente», ha dicho Lue.
Relevo de infortunios
Si el año pasado el mal de ojo cayó sobre los de David Blatt, este año han sido, sin duda, Los Angeles Clippers los maldecidos.
Irving, quien cayó presa de las lesiones en el segundo partido de las pasadas Finales, muestra su comprensión con los otros dos bases ahora afectados. «Veo la televisión y veo a CP3 salir muy frustrado, y Steph cae en una jugada horrible que podría haberle sucedido a cualquiera. Definitivamente tienes que empatizar con esos chicos. Pero luego tienes que mira en el vestuario y tirar de esas otras piezas disponibles. Es parte de los Playoffs», ha dicho el ‘Tío Drew’ para Associated Press.
Vivos, coleando y magníficamente pertrechados de salud llegarán los Cavs para no dar tregua a ese conjunto tan satisfecho como exhausto que logre imponerse en ese otro cruce. Desde luego muy poco tiempo tendrán para sonreír. Boston o Atlanta, apenas habrán clavado la bandera en la primera cima para ajustarse los crampones y empezar a escalar el siguiente ocho mil.