Diamond Stone —aquí su análisis preDraft— es un jugador que, desde que arrancó su historia NBA, ha ido de Guatemala a guatepeor.
La cosa empezó a torcerse antes incluso de la ceremonia del Draft. En casi todos los mocks aparecía a la cola de la primera ronda, y terminó siendo carne de la segunda, seleccionado por L.A. Clippers (vía Pelicans) en el puesto 40.
La cosa no mejoró durante la temporada regular. Sólo siete partidos disputados a las órdenes de Doc Rivers para un ridículo bagaje de 1,4 puntos en 3,4 minutos. Desarrolló su mayor parte del curso de novato en la D-League —entre los Santa Cruz Warriors y los Salt Lake City Stars—, donde promedió 16,2 puntos y 7 rebotes en 21,7 minutos y 13 partidos combinados.
Duro primer año que no mejora en la subsiguiente fase estival. Hace algo menos de un mes, se vio envuelto en el traspaso a tres bandas que llevaba a Danilo Gallinari y su muñeca rota al Staples Center en el bando Clipper; Stone, hatillo colateral de compraventa, era enviado a los Atlanta Hawks.
Verano inerte
Y durante el día de hoy, informa el Atlanta Journal Constitution, ha sido cortado por la franquicia. De poco o nada ha servido su papel en la Summer League de Las Vegas, en la que ha promediado 9 puntos y 3,5 rebotes en 15 minutos —así como 10,4 puntos y 5,6 rebotes en 24,4 minutos en la SL de Orlando—.
Los Hawks han considerado que tenían correctamente cubierto el cupo del centers para el curso 2017/18 con Dewayne Dedmon, Mike Muscala y Miles Plumlee, por lo que el joven pívot de 20 años se ha quedado fuera.
Un diminuto consuelo; sus 1,3 millones para la próxima temporada estaban 100% garantizados, y esos nadie se los va a quitar.