Hasta los Hawks pueden con Cleveland

Fue un espejismo a lomos de LeBron James. La bestialidad anotadora de El Rey el pasado viernes, con 57 puntos ante los Wizards, quizá silenció muchas de las carencias de los Cavaliers por unas horas. Pero ayer volvieron a aflorar, ante los Hawks, uno de los equipos con peor balance de la NBA, y en casa (115-117).

Atlanta se presentó en Ohio con 1-8 de balance y la candidatura clara de ser buen pasto para la recuperación de los Cavs. Pero sin embargo, pasó todo lo contrario, los que renacieron por unas horas fueron los de Georgia y los que se hundieron más en el fango fueron los de Cleveland.

Desde el primer cuarto (28-37) algo se supo que no iba bien en el Quicken Loans Arena. Sólo Dwyane Wade, después muy crítico con sus compañeros, parecía aportar algo desde el banquillo. Puntos, intensidad atrás, actitud. Los Cavaliers se iban a los vestuarios 45-54 y sólo fueron capaces de anotar una mísera canasta en los últimos cinco minutos del segundo cuarto.  Flash terminaba este segundo parcial con 19 puntos, repetimos la única buena noticia del desastre.

Nada nuevo a la vuelta

James reaccionaba de cara al aro (empezó este tercer parcial con sólo 6 puntos), pero todo se antojaba demasiado escaso y demasiado tardío. Con 78-91 se abría el último asalto de la noche. Cleveland esprintó al final de manera notable y del 108-115 a falta de 25 segundos pasó al definitivo e inservible 115-117. Un arreón de casta o de orgullo, con LeBron James firmando una hoja completa de 26 puntos y 13 asistencias, pero enmarañados todos en unos malos porcentajes de tres, esa medicina de tiro que en el pasado, cuando la defensa no funcionaba, servía de solución. Ayer, ni eso. Wade fue el mejor con 25 tantos, 11 rebotes, 6 asistencias y 1 tapón. Kyle Korver, ante su antiguo equipo, firmó 19 puntos estériles en el último cuarto. En los Hawks, Dennis Schroder, 28 puntos y 3 asistencias, y John Collins, 12 puntos, 13 rebotes y este mate, los más notables.

Duras palabras

“No es ningún secreto en el vestuario, pero nuestra primera unidad tiene que empezar mejor los partidos. Estoy esperando a que nuestra primera unidad se enganche a la segunda porque desperdiciamos una ventaja. Estoy esperando a que eso suceda; definitivamente tenemos que empezar mejor”.

Tirón de orejas de Wade, quien recordemos decidió dar un paso atrás y salir desde el banquillo, a sus compañeros del quinteto inicial. “Empezamos los partidos de manera horrible”, aseguró tras la velada Wade, en declaraciones recogidas por ESPN, donde criticó la falta de esfuerzo inicial. “Luego tienes que gastar una gran cantidad de energía tratando de remontar 16-18 puntos y es difícil hacer eso cada noche”. El banquillo de Cleveland aportó 65 puntos. Y ni así.

“Tenemos que jugar más duro”, señaló otro de los suplentes, Channing Fyre, 10 minutos únicamente ayer. “Tenemos que estar más atentos a los detalles y debemos tener un mayor sentido de la urgencia”. Otro mensaje a los titulares de un compañero suyo, que aludió a la desventaja de 16 puntos con la que llegaron a lidiar los Cavaliers en el primer cuarto. ¿Cuál es la solución para evitar todo ello? Fyre no la tiene, porque es suplente. “Generalmente no entro en partido hasta que ha comenzado, así que pregunta a alguno de ellos”.

Cleveland cierra la semana con un balance total de 4-6 y, lo que es peor, unas sensaciones terribles que sólo tapó por unas horas la impecable exhibición de James el viernes. Pero cuando él falla, cuando no está a un nivel estratosférico, las costuras se ven demasiado.


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