“La pintura está ahora segura”. Así anunciaron oficialmente Los Angeles Lakers el fichaje de Andrew Bogut. El pívot australiano, nº 1 del Draft de 2005 y campeón de la NBA con los Warriors en 2015, llega a California por un año y por el mínimo de veterano, en su caso, 2,3 millones de dólares.
A sus casi 33 años, Bogut afronta en el invierno de su carrera deportiva al lado de Luke Walton, el técnico de los Lakers y una de las principales razones para que el australiano firmase por la entidad angelina. Una franquicia que busca en el pívot, de 2,13 metros, un puntal defensivo dentro de un juego interior que donde Brook Lopez parece que llevará la responsabilidad anotadora.
Welcome AB66! The paint is now safe! pic.twitter.com/z8uh8FPPaG
— Los Angeles Lakers (@Lakers) 19 de septiembre de 2017
Bogut tenía otras propuestas más interesantes, en el sentido de que equipos como los Cavaliers o los Celtics, interesados en el center, presumiblemente alcanzarán cotas deportivas más altas que los Lakers. Sin embargo, el ambiente, los fichajes realizados este verano, donde sobresale la figura de Lonzo Ball, y la presencia del propio Walton, quien ha sido el principal artífice de la llegada del australiano, han terminado por convencer a Bogut, quien vestirá el dorsal número 66 de los de púrpura y oro.
Inversión de bajo riesgo
El último partido del jugador en la NBA fue en marzo de 2017, cuando se rompió la tibia sólo un minuto después de debutar con los Cavaliers. A Ohio había llegado tras su media campaña en los Mavericks, donde aterrizó después de años gloriosos a nivel colectivo en los Warriors, con el citado anillo como joya de su palmarés.
Traer a un veterano de su experiencia y prestaciones es una operación con red para los Lakers, que sólo le contratan por un año y por una cantidad asumible de dinero. Queda la duda de cómo responderá Bogut en la pista tras su historial de lesiones, pero más allá de eso, Walton dispone de una pieza defensiva de gran calibre para completar su plantilla.