Suena la bocina, se agotan los primeros 24 minutos y los espectadores compartimos comentarios sobre lo espectacular del partido que estamos viviendo: Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers empatan a 61 en el descanso y ofrecen un recital ofensivo que no se veía desde las Finales de 1987 entre Lakers y Celtics.
Klay Thompson lideraba el ataque local con 26 puntos, 8 de 12 en tiros de campo y 6 de 8 en triples, mientras Stephen Curry le secundaba con 13 tantos y un 50% de acierto en sus lanzamientos. Los Warriors como equipo sumaban 11 de 21 en tiros de tres (52,4%), 20 de 43 en tiros de campo (46,5%) y 10 de 13 en tiros libres (76,9%). Además, habían realizado 12 asistencias y 5 robos en conjunto.
La baja de Draymond Green pesaba mucho en defensa y en intensidad pero el acierto compensaba la balanza y mantenía a los de Steve Kerr con todas las opciones intactas para asaltar su segundo anillo en la segunda parte. Pero entonces, llegó la debacle.
Lesión de Bogut
El tercer cuarto comienza con 3 puntos de LeBron, Curry e Irving: 67-64 para los Cavs. Es entonces cuando Andrew Bogut cae, se agarra la rodilla y provoca el silencio en el Oracle. Los Warriors se quedaban sin sus interiores titulares. Poco después el equipo de Ty Lue consigue una ventaja de 10 puntos que los de la Bahía no consiguen poner en aprietos en lo que resta de partido.
El pívot australiano había disputado solo 5:42 minutos de partido y sumaba 3 faltas, pero se sintió el golpe táctico y moral, así como el cansancio propio de una rotación más corta y menos física. Kerr probó diferentes quintetos, desde un ‘small-ball‘ extremo con Curry, Livingston, Klay, Barnes e Iguodala hasta opciones que contaban con McAdoo, Varejao o Speights. Nada funcionaba, LeBron e Irving masacraban a los Warriors y la pintura era un coladero en el que se divertían el propio LeBron, Tristan Thompson, Richard Jefferson…
No solo la defensa hacía aguas, sino que el ataque colapsaba. En la primera mitad los locales habían estado a la altura en el marcador gracias a los porcentajes mencionados pero en la segunda llovieron las piedras, los ‘air balls‘, los fallos explicables por defensa ajena y los fallos inexplicables por la soledad extrema del lanzador, las malas decisiones y las precipitaciones, pero no en forma de lluvia de triples.
Bajón estadístico
El 11 de 21 quedó en 14 de 42. Es decir, entraron 3 de los 21 intentos de la segunda mitad. A destacar: 0 de 3 Speights, 1 de 4 Iguodala, 1 de 6 Barnes (haciendo de Kevin Love de la Bahía), 5 de 14 Curry (que estaba en un 50%) y 6 de 11 Klay (0/3 tras el descanso). El porcentaje del equipo desde el exterior pasó de un 52,4% a un 33,3% y el de tiros de campo de 46,5% a 36,4%. Los Cavs tenían ganada la batalla y demostraban cómo había que meterla en los últimos 24 minutos de partido. Los Warriors decaían y sus caras mostraban la derrota pese a pequeños chispazos de rabia pasajera. Por cierto, sumaron 6 asistencias y 1 robo como equipo en la segunda parte y pasaron de anotar 61 puntos a 36.
Marcador final: 112-97 para Cleveland.
Recuperación psicológica
El próximo jueves tendrá lugar el sexto partido de las Finales en Cleveland y el equipo de Oakland está obligado a reaccionar si no quiere permitir que el 3-1, ahora 3-2, se convierta en 3-3. Bogut será baja con casi total seguridad y el Quicken Loans Arena un hervidero.
¿Los motivos que pueden tener sus aficionados para creer en que olvidarán las sensaciones de este partido? Dos fundamentales: el primero, que vuelve Draymond Green, líder dentro y fuera del parqué; el segundo, que ya ganaron en Ohio tras recibir una paliza brutal en el ‘Game 3‘ (120-90). Como se vio ante Oklahoma City Thunder, el corazón de un equipo campeón no deja de latir en ningún momento, pero naufragios como el de la segunda mitad del ‘Game 5‘ son sinónimo de morir ahogado bajo la fuerza del huracán LeBron-Irving.