LeBron James ha vivido una pretemporada atípica. Nada mas empezar el training camp sufrió un esguince de tobillo que en principio no parecía grave. Pese a ello, solo pudo disputar el penúltimo de los amistosos de Cleveland. La lesión parecía agua pasada en esos momentos, pero al día siguiente la articulación se resintió y la franquicia decidió que no volvería a entrenar hasta que empezase la competición oficial, conviertiéndole así en duda para el primer partido del año.
La cuestión es que la temporada regular no empieza ante cualquier equipo. El calendario, ese que la NBA tan bien maneja para tener al espectador ansioso desde el primer salto inicial, nos depara para la noche de apertura un Cleveland-Boston, o lo que es lo mismo, el primer LeBron vs Kyrie Irving desde que el segundo pasase a los Celtics. ¿Se lo va a perder El Rey? No lo parece.
Cuestionado por el estado físico de su estrella, el entrenador de los Cavs, Tyronn Lue, se muestra confiado en ver a LeBron sobre la cancha. «Creo que estará bien para jugar. A nivel personal sería duro perderse el partido. Se le ha dado mucha bombo al encuentro, pero como ya dije, debemos ser inteligentes al respecto. Se trata de un solo partido, pero creo que estará bien», expresa a ESPN.
LeBron, frustrado
No vamos a descubrir ahora el gen competitivo de James. En 14 temporadas que lleva en la NBA solo dos veces ha disputado menos de 70 partidos de temporada regular. Por ello, ansioso por jugar, empieza a sentir frustración al ver que su tobillo no termina de sanar. Sin embargo, no debería tener prisa. Un esguince es una lesión bastante complicada y si no se cura al completo puede derivar en continuas recaídas. ¿Verle contra Irving? Sí. ¿Verle el resto del curso? Aún más.