El annus horribilis de Minnesota (van unos cuantos) nos deja un capítulo más. La misma noche en la que regresaba D’Angelo Russell tras perderse los últimos 26 partidos, la franquicia de Minneapolis anunciaba que pierden a Malik Beasley para las próximas 4-6 semanas por una lesión en el tendón de la corva. Sí, las sonrisas las cuentan por suspiros.
Los Timberwolves se quedan casi seguro para lo que resta de temporada sin los 19,6 puntos que estaba promediando el escolta, quien renovó el pasado mes de noviembre por 4 años y 60 millones de dólares; pero claro está que con un actual balance de 13-38, tienen problemas más importantes que el hecho de perder más o menos partidos hasta el final del curso.
Volviendo a Russell, a quien adquirieron justo antes del cierre del mercado de traspasos de la campaña 2019-20, nos encontramos con que por diversas circunstancias solo ha coincidido en pista con Karl-Anthony Towns durante seis partidos… Es demasiado simple decir que este es el motivo de lo mal que lo están haciendo, pero no es menos cierto que si ni siquiera consigues que tus dos mejores jugadores estén juntos sobre la cancha, cualquier objetivo se vuelve prácticamente una quimera.
Cuando los Wolves adquirieron a Russell dando salida a Andrew Wiggins, tal movimiento se vio como el primer paso para crear un proyecto de futuro con el base, Towns y su alta elección del draft de 2020, la cual terminó siendo un pick 1 utilizado para elegir a Anthony Edwards. El plan ha chocado con una realidad que ha hecho que Russell pueda jugar hasta la fecha solo 21 partidos y Towns 31. Cualquier mejora a corto plazo pasa por la buena salud de los mismos.
Anoche mismo tuvimos un ejemplo. El día que retornaba Russell a las pistas, éste hizo 25 puntos desde el banquillo mientras que Towns lograba un doble-doble de 23 puntos y 13 rebotes para ganar a Sacramento. Deben conseguir que esto no sea noticia.
(Fotografía de Steph Chambers/Getty Images)