Fue más traumático que una operación con siameses.
El traspaso bilateral que mandó a varios jugadores de Phoenix a Detroit sorprendió sobre todo a dos personas. Una fue uno de los involucrados, Marcus Morris; el otro su hermano gemelo, Markieff. Y la connotación de «sorpresa» para Marcus—lo que opina el ahora jugador de los Wizards lo sabemos sobradamente— es en el más negativo de los sentidos.
Oculto e inesperado
La frialdad está a la orden del día la central de abastos que supone la NBA en materia de traspasos. Los jugadores son el producto y las franquicias su clientela. Ellos no eligen a su comprador. Se limitan a meterse en la bolsa (de papel de oro), y defender lo intereses del nuevo poseedor sin rechistar. Hasta ahí sin novedades.
La historia da un paso más cuando Marcus abunda en los detalles que ha descubierto para Bleacher Report. El Morris que ahora triunfa en los Pistons no quiere que se les acuse de susceptibles. Ni a él ni a su hermano. «Son del norte de Philadelphia», —que os creíais—. Fueron engañados y vilipendiados por la gerencia de los Suns. Así lo cree el jugador.
«Lo que me molestó fueron dos cosas», explica Marcus sin tapujos. «Me senté con el propietario y vimos como se firmaban a jugadores que cobrarían más [que nosotros], pero ellos nos dijeron ‘no os perturbéis, somos una familia, nos estamos ayudando entre nosotros. Todo el mundo en esta liga está preocupado por el dinero. Nosotros estamos buscando estabilidad y la oportunidad de ser parte de algo'».
En cuanto a la segunda cosa que no sentó nada bien al forward no fue su traspaso, sino lo sibilino de su diseño. «Si me hubieran dicho, ‘vamos a por LaMarcus’, lo habría entendido y yo mismo me hubiera traspasado para que eso ocurriera», siguió desgranando Marcus. «Pero si construyes una relación, esperas ciertas cosas. Eso no fue una adversidad. Fue traición».
De hecho, cuando se cerró la transacción, Marcus estaba de vacaciones con otro NBA, Thomas Robinson. Su agente le escribió diciéndole que fuera haciendo las maletas, que se iba para Detroit. Lo último que pensaba es que él sería el único Morris que haría el equipaje.
Por fin, estabilidad
Jack Johnson diría «better together«. Sus números reflejan lo mismo. Ambos rindieron a gran nivel vistiendo la misma camiseta —no siempre estuvieron juntos. Recordemos que Marcus fue seleccionado por Houston Rockets, donde permaneció dos años—. La separación fue difícil sobre todo para el que ‘se quedó’, pero parece que las aguas por fin vuelven a fluir con normalidad.
Marcus ha encontrado su sitio en la Motown, donde está desplegando el mejor baloncesto de su carrera (13,5 puntos, 5 rebotes y 2,5 asistencias). Su gemelo acaba de fichar por Washington y las esperanzas de Playoffs son sólidas. Veremos si de ahora en adelante serán ‘tan buenos solos como bien acompañados’.