Masai Ujiri es uno de los principales culpables de que Toronto Raptors haya logrado asentar la fuerte cultura baloncestística que les hizo campeones en 2019. El general manager es uno de los directivos más aclamados del entorno NBA, y así lo demuestra el nuevo contrato firmado hace unos meses. No obstante, su renovación no fue un camino de rosas, y las continuas trabas le hicieron plantearse un año lejos de las oficinas.
La información procede de un reportaje exclusivo del Toronto Star. Según el medio local, el problema surge de una de las partes propietarias de los Raptors. La franquicia canadiense pertenece en su totalidad a Maple Leaf Sports & Entertainment, un conglomerado de empresas dedicadas a la industria del entrenamiento. Una de ellas es Rogers Communication, que posee el 37,5% de MLSE y cuyo CEO, Edward Rogers, era el principal objetor de la renovación de Ujiri. Las otras dos patas de la propiedad son BCE Inc. con un 37,5% (competencia de Rogers) y Kilmer Gropup con un 25%. A mediados de julio, la firma de Ujiri se había convertido en una batalla entre Rogers y Larry Tenenbaun, dueño de Kilmer y gobernador de los Raptors. Tenenbaun contaba también con el apoyo de Bell, propietario de BCE.
El punto que Rogers empuñaba era que la cantidad ofrecida a Ujiri era excesiva, además de estar convencido de poder manejar los Raptors en su ausencia y basándose en la figura de Bobby Webster, general manager bajo el mandato de Masai. Rogers llegó incluso a apelar a Adam Silver, que terminó designando a Tenenbaun como portador de la última palabra. Frustrado, el empresario llamó personalmente a Ujiri para decirle que no valía lo que iban a pagar por él, lo que hizo que el presidente de operaciones se plantease la dimisión.
En el mismo reportaje también se revela que el nuevo contrato de Ujiri le reportará 15 millones de dólares anuales y que una franquicia anónima le llegó a ofrecer un 3% de la propiedad y una subida de sueldo. El pasado domingo, Rogers declaró su respeto hacia el directivo, y condenó a las personas que habían filtrado la información.
(Fotografía de portada de Tom Szczerbowski/Getty Images)