Miami Heat, ante ‘la nada’

Cumplir objetivos en lo salarial no implica cumplirlos también en lo de firmar grandes estrellas. Y en Miami, puede sobrar el dinero pero andan faltos de rumbo.

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Por Enrique Bajo

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En la NBA actual, acumular espacio salarial ya no garantiza hacerte con una gran estrella: los jugadores (al revés de lo que ocurría hace una década) suelen renovar antes de llegar a la agencia libre, tanteando previamente el mercado en un tampering cruzado que ‘casi nunca’ sale a la luz.

Y hoy, esta realidad –no diremos distópica, pero sí traicionera– coloca a los Miami Heat como la víctima del statu quo vigente: porque planificarse para disponer de un buen fondo de maniobra en 2026, ha dejado de ser sinónimo de pescar un marlín.

El caladero, lamentablemente, está casi vacío. Pues Doncic, Fox, Banchero, Jackson Jr., Bridges, Holmgren, etc., ya han firmado sus extensiones sin necesidad de ingresar en la free agency (FA).

Los únicos “peces gordos” que podrían quedar libres son Trae Young (el más asequible), James Harden, LeBron James y Kevin Durant; y cada uno parece más complicado de firmar que el anterior. Son malos tiempos para los ahorradores.

Así pues, y con el proyecto adentrándose en tierra de nadie, Miami afronta el siguiente dilema:

  • Seguir liberando espacio, moviendo piezas como Andrew Wiggins o Norman Powell, para tratar de fichar otros jugadores de nivel medio (Porzingis, LaVine, Reaves, Hachimura, Collins, McCollum… aquí todos los agentes libres del verano 2026).
  • Mantenerse sobre el tope: conservar la plantilla, buscar competir, renovar a Powell y usar la excepción de 15M sin rebasar el impuesto de lujo.

La quimera de la flexibilidad

Al decidir no extender el contrato de Jimmy Butler antes de negociar con Golden State Warriors, Miami apuntaba originalmente a tener un gran margen salarial en 2026, ya fuera para lanzarse a por un All-Star –en la FA o mediante traspaso–, o bien para mantener la flexibilidad de realizar movimientos que los equipos por encima del tope o en el primer apron, no pueden por normativa.

Pero la realidad nos muestra que flexibilidad no es sinónimo de barra libre.

Sólo con los contratos de Bam Adebayo, Tyler Herro, Andrew Wiggins y Davion Mitchell –junto con las opciones de Jaime Jaquez Jr. Warey Pelle Larsson– Miami se coloca en los 148 millones para la 2026/27, con un salary cap proyectado en los 166 millones de dólares aproximadamente.

Y todavía quedaría por resolver el ‘cap hold’ de Nikola Jovic, que de renovarlo los situaría por más allá de los 160 millones. Vamos, que en tres párrafos hemos pasado del apalancamiento cero a la flexibilidad salarial de un adoquín.

Y por último, tocaría que hacerse esta pregunta. ¿Mejorarían cualquiera de esos FA de gama media lo presente? ¿Son Porzingis, Reaves o LaVine > que Norman Powell?

Tirarse a la piscina sin ver el fondo

Si en Florida entienden que sí –o que habría alguna posibilidad real de firmar a Durant, James, Harden o Young– entonces tendría sentido mover tanto a Wiggins y/o Powell para liberar la cantidad suficiente que les permita cuadrar cuentas.

En caso contrario –y todo indica que irán por esta vía– la carta a jugar sería la de ver que tal rinde Powell en los primeros meses de la nueva temporada y considerar extenderle si el escolta de 32 años da el nivel que brindó en los Clippers (de anotador formidable), hasta que el actual interín de este aspirante comatoso –cada año más lejos de reeditar otras Finales– toque a su fin por el bien de todos y puedan renacer de sus propias cenizas.

El círculo de Pat Riley –así lo perciben en el Miami Herald– estaría empezando a asumir que el “gran verano” de 2026 ya no tiene tanto sentido. El objetivo pasaría por mantener cierta flexibilidad, reforzar la rotación y evitar el impuesto de lujo, más que por soñar con un fichaje galáctico.

Y a seguir luchando contra la pendiente mientras les quede oxígeno.

(Fotografía de portada de Sam Navarro-Imagn Images)

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