Las alarmas saltaron en Denver durante el choque que enfrentó a Nuggets y Hornets el pasado miércoles. En una desafortunada acción, Jamal Murray sufrió una torcedura de tobillo que le hizo tener que abandonar la pista con la ayuda de sus compañeros, y las llamativas imágenes hicieron temer que se tratase de algo más que un mero esguince. No obstante, las primeras pruebas de rayos X descartaron cualquier daño estructural en la articulación, aunque esto no impedirá que el base tenga que estar un tiempo considerable apartado de las pistas.
«Obviamente no podremos contar con él en el futuro inmediato» afirmó Mike Malone, técnico de los de Colorado. «De momento no hay actualizaciones más allá del hecho de que no estará disponible durante un tiempo. Hemos dejado que varios jugadores se queden en casa en lugar de viajar con el equipo para que tengan más tiempo de rehabilitación y puedan volver lo antes posible».
Con esto último Malone no solo hace referencia a Murray, que no viajó con el resto de la plantilla a San Francisco para medirse a los Warriors, sino también a Gary Harris y Paul Millsap, aquejados de problemas en el aductor y en la rodilla respectivamente. Ambos se han perdido ya algunos encuentros, por lo que la franquicia optó por dejarles seguir con su recuperación para que esta pueda ser lo más veloz posible.
Murray está promediando este curso 17,6 puntos y 4,6 asistencias, unos números ligeramente inferiores a los de la temporada pasada que han dejado un cierto sabor agridulce a los que esperaban su explosión definitiva. Pese a que ha firmado grandes actuaciones, el base sigue pecando de cierta inconsistencia, y habrá que ver cómo afecta este indeterminado parón a su rendimiento. Con mayor o menor acierto, no hay duda de que el canadiense será clave en las aspiraciones de los Nuggets, que de momento han conseguido ganar su primer encuentro sin él ante Golden State.
(Fotografía de portada: Matthew Stockman/Getty Images)