Hace unos días se hacía oficial el fichaje de Tim Connelly, hasta ahora presidente de operaciones de los Denver Nuggets, por los Minnesota Timberwolves. La noticia ha sido un duro golpe en el entorno de la franquicia de Colorado, ya que el ejecutivo era uno de los grandes artífices de la buena salud de la que goza la organización. Tanto en lo deportivo como en lo personal. De hecho su marcha ha hecho florecer de nuevo las críticas de la prensa local hacia la familia Kroenke, propietarios mayoritarios de los Nuggets. Nikola Jokic tenía una estrecha relación con Connelly, pero parece que de momento está cómodo con las decisiones que se están tomando en las oficinas.
La información sobre Jokic y su valoración del movimiento es lo escueta que suele ser cualquier noticia que involucre al MVP mientras disfruta de sus días libres en su Serbia natal. Al parecer el pívot mantuvo una conversación telefónica en la que daba el visto bueno al relevo que los Nuggets preparan para Connelly. Para el cual todo apunta a que el elegido será el hasta ahora general manager Calvin Booth. Jokic está pendiente de firmar su próxima extensión de contrato, pero esa decisión es fácil de tomar por cualquiera que esté al mando. Si no ocurre nada fuera de lo normal, el pívot firmará un contrato de cinco años por 254 millones de dólares. «Si lo tengo encima de la mesa lo firmaré» declaró al poco de finalizar su temporada.
(Fotografía de portada de Ethan Mito/Clarkson Creative/Getty Images)