En defensa, exceptuando el apartado de los rebotes, estuvieron muy bien; estuvieron prácticamente perfectos. Y aún así, fueron incapaces de frenar el tremendo impacto del MVP.
Billy Donovan ha logrado que cale lo importante que es hacer una defensa asfixiante sobre Stephen Curry para que el enjuto base no saque con la frecuencia habitual su tiro a paseo. Y asfixiante ha sido en los dos partidos que llevamos de serie. Sin embargo, anoche, no fue suficiente. El As de los Warriors sólo logró enchufarse a ráfagas, pero es que no hizo falta mucho más.
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193 segundos decisivos
En la crónica del partido, Alberto os hablaba de esa súbita explosión de Curry en el tercer cuarto. Apenas dos minutos en los que fulminó a su rival con quince puntos y un acierto completo. El otro momento de lucidez lo tuvo nada más arrancar el choque; otros nueve puntos en un breve espacio de 1:15 minutos.
En total 193 segundos le bastaron al point guard para romper el partido, quebrar el entramado defensivo de su rival, y plantearle un importante quebradero de cabeza a Donovan, porque, ¿cómo diablos se puede defender mejor y parar a Stephen Curry?
El perímetro de los Thunder estuvo casi los 48 minutos encima de Steph. Eso ya conlleva un riesgo de por sí, y es dejar a menudo desprotegidas a otras muñecas tan mortíferas como la de Klay Thompson, Draymond Green o Harrison Barnes. El problema es que ni aún asumiendo ese riesgo, el plan tiene éxito con aquél en el que imprimen todos sus esfuerzos en anular. Y en The Oklahoman filtran que eso tiene preocupados tanto a técnico como a jugadores.
Apenas un par de pantallas de Bogut o un tímido bloqueo de Green, un micro-paso (da igual si a izquierda o a derecha) para acomodarse y un lanzamiento cuya mecánica de ejecución, aunque parta desde muy abajo, no puede ser más veloz. El punteo siempre llega tarde. O, en el mejor de los casos, si el tiro del ’30’ corre peligro, un fake, un defensor volando por los aires, un rápido bote y otro triple para adentro.
Y todo esto si el base no se encuentra en unos de esos momentos de inspiración —tan habituales— en los que le da por disparar de nueve metros cuando las defensas ni siquiera están todavía listas ni alineadas.
Curry, no escatima en méritos hacia la defensa de su rival. «La forma en la que ellos [los Thunder] han estado defendiendo, hacen que sea difícil entrar en ritmo si no mueves la pelota y no juegas con agresividad y decisión», afirmaba tras la victoria de anoche.
Un tiro ¿indefendible?
Y es cierto, los Warriors movieron la pelota con velocidad, lo que permitió los tiros abiertos de su cuadrilla de artilleros que ayer, precisamente, no estuvo demasiado inspirada. Por el contrario, Curry, el jugador más atosigado del parqué, se mostró a la par inmune e indiferente a sus férreos marcajes: 5/8 en triples y 9/15 en total en tiros de campo.
Este es el arpón y recurso preferido del mariscal de campo de Golden State. Los Thunder tienen que anular o al menos minimizar su impacto al menos en tres partidos más para tener opciones de pasar a las Finales. Bien, el objetivo sigue estando claro. Ahora, fracasada la lógica defensiva ante semejante muñeca de élite, el interrogante vuelve a surgir a través de una sola palabra: ¿cómo?
Curry jugó 30 minutos en el Game 2, y en 27 de ellos sólo anotó 4 puntos. El problema de OKC, pues, se «limita» a darle respuesta a esa pregunta concentrada en «apenas» tres.