«Una víctima de las circunstancias». En eso se ha convertido Omri Casspi a ojos de Steve Kerr una vez que los Warriors le han despedido para hacer sitio a Quin Cook. Como es lógico, el alero israelí está dolido por no poder luchar por el anillo, pero ello no hace variar su objetivo: continuar en la NBA.
«Quiero quedarme en la NBA. Aprendí mucho este año con los Warriors. Eso es lo que hace que esto sea tan difícil. Es una organización increíble por Steve Kerr, la forma en la que hacen las cosas, los momentos que hemos pasado… Es realmente impresionante. Me dijo que le encantaba lo que daba al equipo y me di cuenta de que era difícil para él decirme adiós».
«Cuando nos reunimos anoche con Bob Myers, Steve siguió con la mirada baja. Les dije: ‘Os quiero y lo entiendo’. Siento que si hubiera podido recuperarme, estaría en la lista de playoffs. ¿Pero qué vas a hacer? Este es a veces un negocio difícil», señala a Sacramento Bee.
Casspi, sin poder firmar con ningún conjunto de post temporada, planea ya pasar unas semanas en Tel Aviv con su familia antes de volver a Los Ángeles para concluir la rehabilitación de su tobillo y prepararse para la próxima agencia libre.
¿Qué elegirá?
Cuando llegue el 1 de julio, Casspi deberá enfrentarse a una decisión ya típica: optar por un buen contrato en un equipo quizás sin aspiraciones o elegir jugar por menos dinero en un presumible candidato al campeonato. Según informa Marc Stein de The New York Times, el pasado verano rechazó 5 millones de dólares de Brooklyn Nets para firmar por el mínimo con Warriors. En unos meses veremos si sigue pensando igual.