Por muy dada que sea a la reacción desmesurada la cultura de redes en la que la NBA nada a placer, pocas conclusiones grandilocuentes se pueden sacar de un primer partido de temporada. Más aún cuando el equipo involucrado ha cambiado tanto su plantilla como lo han hecho los Sixers este verano. P.J. Tucker, uno de los recién llegados, conoce lo que es ser campeón y sabe que queda un largo camino por delante. «Nadie gana un anillo en el primer partido» decía tras la derrota contra Boston Celtics en la noche de apertura.
El ala-pívot hacía hincapié en la falta de rodaje del grupo. «Seamos realistas. Somos un equipo nuevo, todavía estamos conociéndonos los unos a los otros». Tucker sacaba una lectura positiva de un encuentro que Philadelphia peleó de tú a tú exceptuando un tramo del tercer cuarto donde perdieron cinco balones, permitieron nueve puntos al contraataque y once tras pérdida. «Luchamos. Anotamos 120 puntos en una mala noche. Fallamos en defensa y debemos trabajar mejor nuestros esquemas».
Como buen veterano y líder de cualquier vestuario donde haga acto de presencia, Tucker finalizó sus declaraciones con una arenga. «No quiero que lo olviden. Quiero que aprendan de ello. Odio que la gente diga que mejor olvidar. Sé lo que he hecho mal y lo que tengo que solucionar para ser mejor. Mírate a ti mismo. Mira al espejo».
(Fotografía de portada de Mitchell Leff/Getty Images)