Paul George comunicó a Indiana Pacers que no renovaría. En Indianapolis, sin tener otra opción, se pusieron manos a la obra para cerrar un traspaso sabiendo -al menos eso se atisba tras la denuncia que estudia la NBA– que su estrella ya habría tenido conversaciones para jugar en Los Angeles Lakers a partir del verano de 2018. Sea cierto o no, la realidad es que los rumores y preguntas sobre ello van a perseguir a George hasta que sepamos qué ocurre en la próxima agencia libre.
Justo en esa línea, y coincidiendo con su presencia en el combate de combate Mayweather y Mcgregor, el alero fue cuestionado sobre si tenía decidido unirse a la franquicia de California a partir de la próxima temporada. Como es lógico, no despeja la incógnita. «Ya veremos. Soy jugador de Oklahoma City Thunder y mi trabajo es darles lo mejor de mí este año y ya veremos qué sucede después», explica.
Aunque se mostrase determinado a abandonar Indiana como muy tarde en 2018, George admite que dejar la que ha sido su casa durante tantos años no ha sido sencillo. «Allí crecí, me hice un hombre y superé un montón de obstáculos. Me encanta Indiana, pero ahora estoy en un nuevo capítulo, un nuevo comienzo. Hice un movimiento que era el mejor para mí y para mi familia. Estoy feliz», finaliza.
El anillo, el dilema
Es normal que a estas alturas Paul George no se case con nadie. Tal y como él dice, ha dejado Indiana, la que era su casa, para embarcarse en un nuevo viaje que le conduzca al éxito, algo que en la NBA se mide por anillos. Llegando a OKC, equipo que cuenta con el actual MVP Russell Westbrook, tiene una opción real de alcanzar su objetivo. Del rendimiento del equipo puede depender en gran parte su nuevo paso en la liga.