Phoenix vuelve a quedarse sin ver a su Big 3

Durante unas horas, todo apuntaba a que la jornada de anoche permitiría ver por primera vez al flamante Big 3 de los Phoenix Suns en acción. Devin Booker fue dado de alta para el duelo ante los Minnesota Timberwolves tras cinco partidos de ausencia y los de Arizona se preparaban para exhibir todo su arsenal, pero resultó ser demasiado bonito para ser verdad. A última hora, la franquicia informó de que Bradley Beal sería baja por molestias en la espalda, obligando a posponer una vez más el primer choque oficial de las tres estrellas juntas.

No está claro si esta baja del escolta se prolongará demasiado en el tiempo, pero no parece que vaya a ser el caso, de modo que el debut del Big 3 podría seguir siendo inminente. Los Suns vuelven a jugar el viernes, en Utah ante los Jazz, y volverán al Footprint Center el próximo martes para recibir a los Blazers. ¿Será ese el primer partido del Big 3 en casa? Tal vez. Pero a este ritmo, quién puede asegurar nada.

Un Big 2 es suficiente

No obstante, la baja de Bradley no impidió a Phoenix llevarse una importante victoria ante los Timberwolves, que habían ganado de forma consecutiva sus siete últimos partidos pero que, en la segunda noche de un back to back, no pudieron contener a los de Vogel. En una actuación alentadora no solo por el resultado sino por las sensaciones, el cuadro local llegó a ir ganando por hasta 28 puntos y ofreció una imagen bastante sólida, añadiendo su quinto triunfo a su casillero al imponerse por 133-118.

Booker volvió como si no se hubiese ido, y con 31 puntos terminó empatado como máximo anotador con Kevin Durant, con quien volvió a formar un dúo temible que no necesitó de una tercera pata. El ex de los Nets estuvo letal en el lanzamiento y logró terminar con un 11/15 en sus tiros de campo, mientras que el escolta, aunque jugó solo 25 minutos, buscó ser protagonista en cada uno de ellos y lanzó 22 veces a canasta, de las que 12 acabaron dentro.

Hasta cuatro jugadores más terminaron en dobles dígitos, pues hombres como Eric Gordon o Grayson Allen, autores de 15 y 14 tantos respectivamente, aprovecharon el espacio generado por las estrellas para sacar a relucir su acierto exterior. Phoenix terminó con 17 triples convertidos con un 54,8% de acierto, lo cual fue demasiado para unos Timberwolves que acabaron tomándose una noche de descanso.

Y es que, tras una noche de sangre, sudor y lágrimas en San Francisco, este no era el día para los de Finch de intentar dar la machada en Phoenix. Karl-Anthony Towns, con 25 puntos, trató de tirar del carro, pero ni Anthony Edwards, que se quedó en un 4/16 en tiro ni ningún otro compañero estaban por la labor y pronto se hizo evidente. Minnesota, que convirtió solo 5 triples en 27 intentos, llegó a verse 20 abajo mediado el segundo cuarto, lo que convirtió la segunda parte en un trámite a la espera de la bocina.

(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)


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