Una de las cosas que ha quedado clara tras el cierre del mercado es que New York Knicks se quedó con las ganas de traspasar a Derrick Rose. Fue así porque hasta el último momento quisieron darle salida para conseguir a Ricky Rubio, algo que sobre la bocina fue imposible ante la negativa de la franquicia de Minneapolis.
La cuestión es que el que fuese MVP en 2011 ha quedado en una situación extraña para un jugador que no hace tanto alcanzó la cima. Ahora, con mes y medio de competición por delante, no tiene dudas de que va a seguir en la Gran Manzana, pero menos le quedan de que allí no le quieren. Pese a ello, Rose entiende que es momento de ser profesional y ver ese esfuerzo por traspasarle como algo normal en la NBA.
«Para decirte la verdad, no hablamos nada sobre eso», comenta en relación a la conversación que mantuvo con Jeff Hornacek y Steve Mills tras el último entrenamiento, antes de recalcar que no está dolido por lo ocurrido.
«No recibí ninguna llamada sobre ello. Voy a ser profesional con la situación, sé como va. No hay resentimientos por lo que está pasando. Si estaba en un paquete comercial o no, sé que forma parte de este juego. Quiero estar aquí, es así como me siento», sentencia.
¿Adiós cercano?
Dejando de lado la situación actual, a estas alturas parece imposible que veamos a Rose más temporadas vistiendo la camiseta de New York. Si cuando dio la espantada ya se vaticinó que su marcha era casi segura, ahora, tras ver el esfuerzo por traspasarle, sería prácticamente milagroso que esta etapa se extendiese más tiempo.