El 2016-17 fue el curso de Seth Curry, que por fin consiguió un rol propio en la liga y dejó de ser conocido sólo por tratarse del hermano de Stephen Curry. El jugador de los Mavericks logró Dallas consolidarse en la NBA. Con la franquicia texana, el base disputó la pasada temporada 70 encuentros, 42 de ellos de titular, y prácticamente dobló sus prestaciones en puntos anotados y su presencia en la pista, con 12,8 tantos para casi media hora de juego por partido.
El año de su explosión le supuso convertirse en un hombre determinante en los Mavericks y le dio la razón sobre la decisión tomada en el verano de 2016, cuando decidió salirse de su contrato con los Kings y aspirar a algo mejor la agencia libre. Así, Curry firmó con los Mavericks un acuerdo hasta 2018 y 6 millones de dólares en total.
Su impresionante recta final de curso, tras el All-Star, revalorizó todavía más su rol. Ahora, de cara a la 2017-18, Seth Curry desea asentarse definitivamente en el quinteto de Rick Carlisle y que tengan continuidad sus buenas prestaciones.
“Sólo quiero seguir siendo consistente con mi juego, para poder mejorar y mejorar todavía más mi papel en este equipo», aseguró el jugador para la web oficial de los Mavericks.
La titularidad, un nuevo mundo
Hasta su llegada a Texas, Seth Curry sólo había sido titular en 9 partidos de la NBA, todos con los Kings. Las 42 noches que jugó de inició en la 2016-17 representaron una nueva realidad para él. “Fue un territorio nuevo para mí. Durante un par de semanas hubo algunos tramos donde me sentí cansado. Pero pude superarlo y averiguar cómo mantener mi cuerpo fresco y listo para jugar. Todo esto sólo es parte de la experiencia del aprendizaje que he tenido a lo largo de este año y que creo que me vendrá muy bien para el futuro”, apuntó el de Charlotte sobre un periodo realmente especial para él.
«Voy a seguir mostrando las cosas que hice el año pasado y trataré de mejorarlas. Trataré de seguir siendo el tipo versátil que soy. Nuestro objetivo es alcanzar los playoffs”.