La NBA ha alcanzado el objetivo. Tras varios informes en los que siempre había algún caso positivo por coronavirus –la Liga anunció 48, 8, 1 y 2 en diferentes momentos– por fin han podido dar la gran noticia de que en la última semana, la cual empezó el 24 de diciembre, ninguno de los tests realizados ha resultado positivo.
Para ser exactos, estamos hablando de 495 jugadores cuyas pruebas se han analizado sin que se haya detectado ningún positivo confirmado. El haber alcanzado esta meta es clara muestra de que el protocolo ideado por la Liga está funcionando. El primer paso era que los jugadores estuviesen en cuarentena una semana antes de iniciar los entrenamientos. A partir de ahí se inició una nueva etapa en la cual está controlada hasta los restaurantes en los que pueden comer en cada uno de los diferentes mercados.
La situación es buena, pero no permite relajaciones. A lo largo de los primeros días de competición oficial han sido varios los jugadores que se han perdido partidos para cumplir con el protocolo de salud y seguridad. El caso más claro es el de Houston Rockets, donde dos positivos ha provocado que seis jugadores no puedan jugar hasta ahora. Carmelo Anthony no pudo jugar ante los Lakers por idéntico motivo y lo mismo ocurrió en ese partido con Alex Caruso. Son cosas como estas las que provocan que no pueda haber relajación alguna.
Despejando dudas
La burbuja de Orlando fue un éxito rotundo. La NBA superó todos los obstáculos para que el plan funcionase a pleno rendimiento dejando sin argumentos a los escépticos. Ahora, van camino de hacer lo mismo como un reto aún mayor: disputar toda una temporada con 30 ciudades diferentes y viajes constantes entre todas ellas. Contar con la colaboración de los jugadores es esencial, y por ahora están cumpliendo en su inmensa mayoría. Es lo que deben hacer, el futuro económico de las franquicias, y el de ellos, depende de tal compromiso.
(Fotografía de Michael Reaves/Getty Images)