All-Star durante ocho temporadas consecutivas (2007-14) pocos esperaban que los últimos años de Dwight Howard –empezando por su debut con Los Angeles Lakers–, se convirtiesen en un camino de espinas en el que despejar críticas por su cuestionable rendimiento fuese el día a día. Pero así fue.
Tuvo un buen año en Houston, es verdad. Incluso disputaron las Finales de Conferencia contra Golden State Warriors, pero el entendimiento se perdió y acabó saliendo. Aterrizó en casa, Atlanta, donde tampoco pudo ser esa pieza fundamental que esperaban. Muestra de ello es que en playoffs vivió los últimos cuartos de los partidos sentado, algo que no le gustó.
Ahora, a los 31 años, ve como su carrera vuelve a cambiar de rumbo. Traspasado a Charlotte Hornets, a Howard se le abre un nuevo camino bajo el mando de un entrenador que bien conoce. Se trata de Steve Clifford, un técnico con el que coincidió seis años en Orlando y uno en Los Ángeles, y que espera recuperar una versión parecida a cuando era asiduo al partido de las estrellas.
«Sé que es lo que tiene que hacer para jugar bien. Él entiende que yo lo conozco. Conozco su juego. He estado con él en diferentes escenarios y tengo una idea de lo que le gusta hacer. No hay razón para que no pueda volver a jugar a un nivel muy alto», expresa en declaraciones recogidas por AP.
Buen compañero
A diferencia de los informes que le colocan como un jugador complicado para cualquier vestuario, Clifford asegura que se trata de una pieza que solo aporta positivismo. «Escucha. es un tipo que gusta fácilmente. No es alguien difícil de tratar. Es brillante, ama la diversión, es ingenioso y tiene un gran sentido del humor. Creo que encajará muy bien», sentencia sobre Howard, quien cerró su único año con los Hawks promediando 13,5 puntos, 12,7 rebotes y 1,2 tapones en 29,7 minutos por noche.