La temporada 2020-21 ha comenzado con un cambio en el apartado arbitral como uno de sus principales protagonistas. Durante las últimas temporadas se había convertido en costumbre ver cómo los atacantes introducían en su repertorio técnico movimientos que buscaban descaradamente provocar la falta del defensor. Por ello, este curso no se pitarán las faltas en las que el atacante realice movimientos antinaturales. ‘No-basketball» es el apelativo que utilizan. Ante una regulación así, no han tardado en aparecer los primeros damnificados y, según Steve Nash, James Harden es el mayor de ellos. «Se ha convertido en la diana de la nueva norma».
En el partido que los Nets pierden ayer contra los Hornets, Harden acudió una sola vez a la línea de tiros libres. Algo insólito para un jugador que lleva años dominando esta estadística con puño de hierro. Desde 2014 hasta la temporada pasada, el base ha sido el jugador que más libres lanza por partido. Este año, tan solo registra nueve intentos totales en tres partidos. Su promedio de carrera es de 8,7.
Ayer mismo, un par de penetraciones del jugador acaban con acciones defensivas que deberían haber señalado como infracción. Pero no lo fueron, y Harden acabó frustrándose y cometiendo dos faltas en ataque consecutivas en el último cuarto. Su técnico no podía evitar la frustración. «Lo entiendo, hay una línea difícil de situar, pero algunas de estas acciones siguen siendo faltas. Él va a seguir atacando el aro como siempre porque la mayoría de las veces siguen siendo faltas».
Harden siempre ha sido señalado por su astucia a la hora de buscar el contacto, en ocasiones de forma excesiva. Pero lo cierto es que tiene un talento especial para que su juego mantenga la naturalidad al mismo tiempo que incita al silbato. Ya sea subiendo el tiro de tres cuando le defienden con manos bajas y contactos en el antebrazo o en enganchones cercanos al aro. «No soy del tipo de persona que se va a quejar. Yo pido a los árbitros que piten lo que vean. Una falta es una falta, da igual la liga en la que juegues. Pero es mucho más grande que eso. Npo voy a dejar de jugar al baloncesto, pero mejoraré, obviamente».
Toda regulación introducida pasa por una etapa de adaptación. En su raíz, la nueva norma tiene toda la razón de ser del mundo, pues ciertas acciones ofensivas rozaban el absurdo y estaban empezando a ser un verdadero problema. Sin embargo, el cambio es profundo y ha devenido en un comienzo de temporada con menos tiros libres de lo normal. Pese a ello, seguramente el paso de las semanas acabe puliendo la nueva normativa, desprendiéndose por el camino de acciones que no deberían haberse convertido jamás en un recurso habitual.
(Fotografía de portada de Rich Schultz/Getty Images)